En Argentina la Ludopatía esta creciendo considerablemente
  
La ludopatía, o juego compulsivo se incluye como patología psiquiátrica a partir del año 1980 en el DSMIII, como un Trastorno en el control de los impulsos. Allí se destacan los síntomas, a saber: comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente, preocupación excesiva por el juego, necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero, fracaso en el intento de control, inquietud e irritabilidad, engaños, actos ilegales para conseguir más dinero, pérdida de las relaciones afectivas, etc.
«Desde el año 1999 comenzaron abrirse en la Argentina innumerables casinos y salas de juegos de azar, tanto en capital como en el interior. Desde ese momento creció considerablemente el número de personas que juega compulsivamente», afirmaron a Buena Praxis, las Lics. Mariela Coletti y Debora Blanca directoras de Entrelazar, institución dedicada a la investigación y tratamiento de las adicciones al juego.
Las especialistas manifiestan que « la compulsión al juego es una enfermedad de carácter psicológico; es una adicción no tóxica, es decir que la satisfacción no requiere de una sustancia sino de una conducta, jugar»
La excitación, la adrenalina, el olor, son los signos de esa fuerza muy difícil de sustituir, que no se parece en nada al placer y que es de una tensión incomparable que toca el cuerpo.
«Cuando irrumpe el impulso a jugar, la voluntad suele no ser suficiente para contrarrestarlo. En este círculo la persona pierde dinero, la confianza de los otros, los amigos, la familia, la valoración de sí mismo y el sentido de las cosas», señalaron.

Esta patología tiene desde lo emocional tiene varias causas:

• Grandes dificultades para la elaboración de duelos y pérdidas, ya sea de un amor, de trabajo, de dinero. La carrera por “recuperar lo perdido” se relaciona con las pérdidas que esa persona no logra aceptar.
• La intensidad de un sentimiento de culpa y la generación de nuevas deudas, en un circuito que lo empuja a seguir jugando.
• Una gran hostilidad, dirigida hacia los seres queridos, o hacia sí mismo.
• Una creencia en la magia y en la ilusión de ganar para resolver los problemas.
• Una fragilidad en los lazos a los otros, que empuja al aislamiento y a querer resolver todo solo y sin ayuda.
• Una configuración familiar problemática, con antecedentes de jugadores o adicciones y conflictos largamente sostenidos, poco continente, impulsiva, donde predomina a veces la persecución, a veces la complicidad.

Para torcer eficazmente y en forma sostenida este circuito es importante que el adicto al juego cuente con un tratamiento, preferentemente de abordaje múltiple.
La diversidad de dispositivos permite elegir el tratamiento propicio para cada paciente: psicoterapia individual, grupal, familiar, evaluación y seguimiento psiquiátrico, reuniones multifamiliares, etc.
«Desde nuestra experiencia institucional comprobamos que el paso más importante y difícil es tomar la decisión de pedir ayuda y comenzar un tratamiento. Cuando se puede dar ese paso, si se trata con un equipo que conoce las especificidades de esta problemática hay grandes posibilidades de recuperarse de la adicción, reconstruyendo así vínculos descuidados, la vitalidad y los placeres que habían sido vaciados de valor. Es pensar la recuperación como el resultado de volver a entrelazar a la persona con su deseo», concluyeron las especialistas.

Para contactarse con Entrelazar:
www.adictosaljuego.com.ar
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