El ruido de Buenos Aires: otro aspecto de la contaminación del medio ambiente
  

A nuestra comunidad por su elevado nivel sonoro, se la puede definir como una Sociedad del Ruido. Esta definición es particularmente cierta en la ciudad de Buenos Aires, que es una de la cinco capitales más ruidosas del mundo, detrás de Tokio, Nueva York, París y México D.F., ciudades especialmente afectadas por la 'contaminación acústica'.
Este fenómeno es el producto tanto del masivo traslado de la población del interior del país hacia las grandes ciudades, como del proceso de desarrollo industrial que originan permanentemente nuevas formas de contaminación, entre ellas la acústica.
Es importante destacar además los aspectos negativos de la polución ambiental y del calentamiento global provocado por el efecto invernadero, fenómenos que favorecen la multiplicación de enfermedades respiratorias como la Alergia Nasal, afección que frecuentemente origina, se asocia o agrava otras afecciones como el Ronquido Nocturno, Apnea del Sueño, EPOC o el Asma Bronquial.
El ruido ambiente de la Capital Federal proviene de una infernal mezcla de sonidos, provenientes especialmente del transporte automotor público además de los aproximadamente dos millones de autos particulares que ingresan diariamente a la ciudad, a los que se suman las bocinas de los camiones recolectores de basura, las sirenas de los automotores de la policía o de las ambulancias, los sonidos de los reproductores portátiles de música utilizados al máximo volumen posible, los ruidos de obras en construcción, de trenes y aviones, alcanzando en conjunto un nivel de ruido promedio de 75 decibeles.
El nivel sonoro se mide en decibeles (dB) que es la unidad acústica, definida como el menor volumen audible y con la que se determina el peligro potencial de traumatismo acústico para el oído humano.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un sonido que está por encima de los 70 decibeles, molesta; si supera los 90 decibeles, daña el oído interno; más allá de los 120 dB es nocivo, intolerable y aún doloroso (algiacusia).
Se pueden considerar, a modo de ejemplo, los decibeles (dB) emitidos por diversas fuentes generadoras de sonidos:
0 dB: sonido no audible.
1 dB: el sonido mínimo audible, por encima del umbral acústico, no perceptible (0
dB).
30 dB: voz susurrada.
40 dB: nivel sonoro diurno, en el interior de una casa.
50 dB: ruido de automotor, que se desplaza aisladamente.
70 dB: tránsito muy intenso (de autos particulares)
80 dB: tránsito pesado (de camiones, colectivos)
100 dB: sonido que produce algiacusia (audición dolorosa).
120 dB sirena de ambulancia.
130 dB: ruido de un avión despegando o el de una perforadora neumática.
150 dB: disparos de armas de fuego.
El nivel de ruido porteño tiene un promedio de 75 dB, con picos de intensidad sonora desde los 90 dB como se comprueba en las intersecciones de determinadas avenidas como Santa Fe y Callao, o en el obelisco, en la Av. Corrientes y la 9 de Julio, hasta los máximos niveles de 135 dB que se verifican en las inmediaciones del Aeroparque.
El progresivo desarrollo de la contaminación acústica en Buenos Aires se ha puesto particularmente de manifiesto en los últimos veinte años.
Para tener una idea exacta de la progresión de la proliferación sonora ambiental en éste período, se deben comparar los 75 dB de nivel de ruido promedio actuales, con los 55 dB que caracterizaba a la Buenos Aires de los años ochenta.
Es también importante poner de manifiesto la importancia del traumatismo acústico producido en jóvenes y niños, por la utilización de Ipods, MP3, MP4 y otros reproductores de sonido de uso personal, así como también se debe llamar la atención sobre el altísimo volumen de la música en discotecas, conciertos en estadios cerrados, lo que da como resultado el desarrollo masivo de hipoacusias entre los jóvenes.
Tradicionalmente, se aceptaba que el ruido ambiental intenso y permanente era causa de afecciones auditivas como la hipoacusia por traumatismo acústico.
En la actualidad, además se lo reconoce también como causante de los siguientes efectos adversos sobre la salud: hipertensión arterial, alteraciones digestivas y de la voz (disfonías), trastornos de conducta y del aprendizaje en la población infantil por insomnio, disminución de la capacidad de concentración por stress, cefaleas y zumbidos de oídos (acufenos).
En un estudio publicado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se define a la 'Contaminación Acústica' como la segunda amenaza ambiental en importancia, después de la polución del medio ambiente provocada por el efecto invernadero y el calentamiento global, que da origen a las diversas enfermedades respiratorias anteriormente mencionadas.
Tal es la importancia que le atribuye la OMS a la contaminación sonora que la responsabiliza por causar aproximadamente 60.000 infartos cardíacos por año en Europa, lo que admita caracterizarla como un grave riesgo para la salud humana.
Según dicho estudio, se debe atribuir al ruido originado por el tránsito hasta el 2 % de accidentes cardiovasculares, como el infarto cardíaco.
Todo este cuadro permite definir a la 'contaminación acústica' como una grave amenaza para la salud pública.


Prof. Dr. Miguel A. Lacour - Otorrinolaringólogo- MP. 50.520
 
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