Diagnóstico y tratamiento osteopático de una hernia discal
  

Hace 30 o 40 años la resonancia magnética no era un elemento diagnóstico de uso corriente como lo es hoy. Este estudio nos ha permitido conocer en sus más mínimos detalles como es una hernia de disco, en que dirección de ha desarrollado, el grado de compromiso neurológico, etc.
¿Con que método entonces podía un médico diagnosticar una hernia discal? Existían algunos estudios con elementos de contraste más o menos cruentos pero no se realizaban con la frecuencia con que hoy se realiza una resonancia magnética.
Mayoritariamente el diagnóstico ser realizaba con el uso de la clínica. Esto es los signos y síntomas característicos de esta patología que hoy siguen siendo de absoluta utilidad.
Dado que la hernia discal corresponde a un daño de la estructura que no tiene posibilidades de regenerarse, como es posible que no todas las personas con hernia discal presenten síntomas y si lo hacen, porqué pasan por etapas sin dolor ni dificultades para el movimiento.
Si consideramos la posibilidad que la hernia sea el resultado de la sobrecarga biomecánica a la que se ve sometida una zona de la columna vertebral cuando una región vecina ha perdido movilidad, podríamos decir que detrás del origen de la hernia discal hay un posible conflicto mecánico. Este puede ser producto de la falta de actividad física, un traumatismo, una predisposición genética, etc.
Cuando a esta sobrecarga a la que la columna vertebral se ha adaptado a lo largo del tiempo, se agrega el más mínimo factor de stress físico o emocional se produce una reacción inflamatoria que genera la aparición de síntomas provenientes, en algunos casos y no en todos, de la estructura discal afectada.
Es por eso frecuente escuchar al paciente referir que un mínimo movimiento había desencadenado un dolor tan agudo como sorpresivo e incapacitante.
Los pacientes consultan acerca de la posibilidad de la cirugía, creo que lo más serio que puedo aportar desde mi perspectiva es que debemos reconocer aquellos signos neurológicos, como pérdida de fuerza sostenida en el tiempo o falta de sensibilidad, la evaluación de esa situación en algunos casos lleva al médico a ofrecer al paciente una solución quirúrgica.

Por eso el objetivo de este tratamiento podría resumirse de la siguiente manera:

• Devolver la movilidad de las estructuras que sobreexigen la zona lesionada.
• Realizar un plan de rehabilitación tanto del tono muscular como de la flexibilidad de los tejidos.
• Analizar si existen factores posturales que puedan causar recidiva del síntoma.
• Abordar cambios de hábitos y posturas laborales.

Con estas medidas y el compromiso del paciente en el tratamiento es posible obtener buenos resultados en un mediano plazo.


Lic. Olga Garay- M.N. 2205 - Kinesióloga - Fisiatra
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