La autoestima y las palabras: dos caras de una misma moneda
  
Mientras que estadísticamente las mujeres parecería que pronunciamos alrededor de 20.000 palabras al día y los hombres alrededor de 7.000; ¿en qué momentos somos realmente conscientes de lo que estamos comunicándole al otro? En muchas ocasiones comenzamos a hablar sin tener la menor idea del efecto que puede llegar a causar aquello que estamos por decir en quienes nos oyen, ni mucho menos cómo los puede afectar a corto y largo plazo. Pocas veces registramos el inmenso poder que pueden llegar a tener nuestras palabras, del peso que estas poseen.
¿Cómo repercuten en el otro mis elogios y mis críticas? La autoestima de esa persona que tanto queremos, esa estima de sí que en muchos parece estar gravemente afectada, es construida por cada uno de nosotros minuto a minuto, y por qué no, destruida. Cuesta tanto construirla y tan poco destruirla. Esa palabra al aire que nos tardó segundos enunciar, al otro le acaba de confirmar que es un inútil o alguien increíblemente creativo.
En mi opinión, si tan solo nos dedicáramos a dar feedbacks positivos, las personas tendrían menos complejos y una autoestima más elevada, de modo que comenzarían a confiar en sus propias capacidades, y sin duda lograrían ser lo que anhelan ser. La autoestima y las palabras, dos caras de una misma moneda.
Cuán diferentes serían nuestras relaciones si a la hora de opinar sobre otro, solo le emitiéramos mensajes positivos remarcando aquello que nos gusta de ellos, mientras que aquello que no nos agrada tanto lo nombráramos haciendo referencia a cuánto nos duele esa actitud, omitiendo los juicios de valor sobre lo que hace o deja de hacer, sobre las promesas incumplidas, los errores imperdonables.
Cuán diferentes nos sentiríamos con nosotros mismos si nos viéramos construyendo con palabras la autoestima de ese ser que simplemente se esfuerza por ser alguien en este mundo. Cuántos más sanos serían nuestros vínculos si fuésemos conscientes del peso de nuestras palabras, de que las palabras no son ingenuas, y de que muchas veces nosotros tampoco.
¿Qué palabras elegimos al momento de hablar? Puedo visualizar a las palabras como si fuesen una flecha. Puedo elegir con qué flecha lanzar, de modo que puedo elegir qué regalarle al otro, si un elogio o una crítica. Por último, no quisiera dejar de nombrar ciertos datos que a mi manera de ver, son importantes a la hora de entender por qué quizás muchas veces nos encontramos sin poder encontrar la palabra adecuada para expresarnos.
Las personas que hoy día tienen alrededor de 80 años, manejan unas 70.000 palabras, aquellos que tienen alrededor de 40 años manejan entre 30.000 y 40.000; y, por último, los jóvenes y adolescentes de hoy, manejan alrededor de 10.000 palabras. ¿Podremos relacionar estos datos con nuestra dificultad para expresarnos y construir con palabras la autoestima del otro?


Micaela Martin Lilla
Consultora Psicológica - Counselor
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