Curso de Huerta Orgánica en San Isidro
Para aprender a desempolvar viejas técnicas de producción y obtener alimentos más sanos, en San Isidro se dicta un curso de huerta orgánica. El taller se lleva a cabo los viernes de 11 a 13 horas en la Casa de Cultura de Villa Adelina (Avenida de Mayo 964).
Armar una huerta es una tarea compleja que se realiza en varios pasos. No es difícil, pero requiere atención, cuidado y mucha paciencia. Silvia Aslanides, profesora del curso, explica: Aquí se enseña todo lo relacionado con la siembra de hortalizas y cómo integrarlas al jardín. Básicamente, se busca generar el autoconsumo.
Estos productos orgánicos tienen grandes beneficios, tanto para la propia salud, como para el entorno y el planeta. Lo importante de generar nuestra propia comida es que cuando la cosechamos sabemos que no tiene agroquímicos o pesticidas, dice Aslanides. Además, agrega que sus alumnos aprenden a reciclar materia orgánica, para crear su propia defensa contra las plagas.
Una huerta puede convertirse en una terapia gratis y en casa. El contacto con la naturaleza, los olores de las flores y el cuidado que demanda, pueden dar un momento de paz y tranquilidad para quien lo necesite. Así lo cree María Schmidt, que observa con mucha atención un pequeño tallo que asoma desde una maceta: Me jubilé y pensé que tener una huerta en mi casa y compartirla con mi marido era un buen ejercicio de relajación. Yo vengo a la clase teórica, él hace la práctica y juntos cosechamos. A su lado, Mirta Di Paoli, cuenta: El curso me encanta. Estoy muy entusiasmada, con ganas de implementar todo lo que aprendo en mi jardín y en las macetas del balcón.
Dominada por la concentración, Claudia Siamarra anota todo lo que dice la profesora en su cuaderno. Es muy interesante y atractiva esta actividad. Uno deja de verla como un hobby y se la toma más en serio. Además, es algo muy lindo para compartir con la familia. Se los recomiendo a toda la sociedad, concluye.
Armar una huerta es una tarea compleja que se realiza en varios pasos. No es difícil, pero requiere atención, cuidado y mucha paciencia. Silvia Aslanides, profesora del curso, explica: Aquí se enseña todo lo relacionado con la siembra de hortalizas y cómo integrarlas al jardín. Básicamente, se busca generar el autoconsumo.
Estos productos orgánicos tienen grandes beneficios, tanto para la propia salud, como para el entorno y el planeta. Lo importante de generar nuestra propia comida es que cuando la cosechamos sabemos que no tiene agroquímicos o pesticidas, dice Aslanides. Además, agrega que sus alumnos aprenden a reciclar materia orgánica, para crear su propia defensa contra las plagas.
Una huerta puede convertirse en una terapia gratis y en casa. El contacto con la naturaleza, los olores de las flores y el cuidado que demanda, pueden dar un momento de paz y tranquilidad para quien lo necesite. Así lo cree María Schmidt, que observa con mucha atención un pequeño tallo que asoma desde una maceta: Me jubilé y pensé que tener una huerta en mi casa y compartirla con mi marido era un buen ejercicio de relajación. Yo vengo a la clase teórica, él hace la práctica y juntos cosechamos. A su lado, Mirta Di Paoli, cuenta: El curso me encanta. Estoy muy entusiasmada, con ganas de implementar todo lo que aprendo en mi jardín y en las macetas del balcón.
Dominada por la concentración, Claudia Siamarra anota todo lo que dice la profesora en su cuaderno. Es muy interesante y atractiva esta actividad. Uno deja de verla como un hobby y se la toma más en serio. Además, es algo muy lindo para compartir con la familia. Se los recomiendo a toda la sociedad, concluye.