Hazte la fama y… ¿échate a dormir? | Por Micaela Lilla
  
¿Quién no ha escuchado alguna vez la respuesta 'soy así' ante algún posible reclamo? Resulta común la creencia de que si nos hemos comportado de determinada manera unas cuantas veces en la vida, entonces 'somos así', teniendo a manos la respuesta 'soy así' a modo de defensa.
Qué difícil puede resultar cambiar la forma en que nos venimos comportando y que aquellos que nos 'conocen' hace mucho tiempo, entiendan que hemos cambiado. El lograr comprender que podemos modificar nuestra forma de ser, también nos da la posibilidad de repensar relaciones que hace tiempo vienen siendo de determinada manera, sea esta una relación amorosa o conflictiva, ya que quienes forman parte de esta relación también son personas que pueden haber sufrido una transformación.
De esta manera, nos damos la posibilidad, como también al otro involucrado en la relación, de replantearnos, en el caso de la relación conflictiva, si ésta debe seguir así o si resulta que estamos reaccionando ante algo ya viejo, ante una personalidad antigua del otro, un otro ya desconocido para nosotros.
Dicho esto, se me vienen a la mente aquellas relaciones familiares que llevan años sin poder encontrar la paz, sin poder siquiera verse. ¿En algún momento se plantearon la posibilidad de volver a conocerse?
Muchos de nosotros creemos conocer profundamente a quien tenemos al lado o a ese familiar que consideramos nuestro enemigo, cuando la realidad es que ya no conocemos a esa persona. Muchos pueden estar pensando en este momento: '¿y si no me interesa reconciliarme? ' Esta pregunta resulta sumamente válida, ya que no tenemos porqué llevarnos con todas las personas que alguna vez conocimos, ni porqué llevarnos bien.
Esto último podría servirles a aquellas personas que aún sienten un mínimo interés en reconciliarse. Puede suceder que cuando una persona se hace la fama de ser de determinada manera, como puede ser el caso de alguien sumamente simpático, lo único que podrá hacer es ponerse en el papel y representar constantemente a esta persona alegre, feliz, y sociable, aunque por momentos no se sienta feliz ni con ganas de socializar en absoluto. Esto ocurre porque resulta muy difícil presentarse ante los demás de otra manera que no sea la que comúnmente uno da a conocer, por lo que aparecer triste o reservado puede ser algo que pocas o ninguna vez ocurra.
Retomando el tema de las relaciones conflictivas, puede ocurrir que la otra persona con la cual no podemos convivir en armonía esté representando un papel del que no puede deshacerse, por lo que seguirá encerrado en éste a menos que le demos la posibilidad de comenzar a interpretar otro en el cual se sienta más conforme.
Esto puede demorar un tiempo largo, pero si tenemos la paciencia de saber esperarlo, y a la vez, de concentrarnos en abandonar el papel que nosotros también venimos representando, para tomar uno nuevo o en lo posible, intentar vivir sin ningún papel, siendo plenamente nosotros mismos; me pregunto qué relación puede resultar tras dichas transformaciones individuales.

Micaela Martín Lilla
Consultora Psicológica – Counselor
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