Descubren nuevo tratamiento para un tumor ocular infantil
  
El retinoblastoma es un tumor canceroso que se desarrolla en la retina, causado por una mutación en la proteína Rb, y se presenta en mayor parte en niños pequeños, representando el 3% de los cánceres padecidos por menores de 15 años. En nuestro país, se calcula que se detectan entre 40 y 45 casos anuales, y su grado de curación depende de la detección temprana del mal. Por eso, esta semana profesionales del hospital pediátrico Garrahan se entusiasmaron al informar que tras 7 años de investigación, dieron con un biomarcador que detecta mucho más rápido la presencia de células tumorales, permitiendo un mejor tratamiento para este tipo de enfermedad.
El grupo de investigadores del nosocomio confirmó el descubrimiento de un nuevo biomarcador molecular que permite detectar mínimas cantidades de células tumorales del retinoblastoma, tras siete años de una investigación junto con la Universidad Nacional de Quilmes y el CONICET.
Este biomarcador CRX “posibilita atacar con mayor precisión los casos de metástasis del tumor, que tiene uno de los índices más bajos de curación en el mundo” y “cambia la forma de tratar los casos de retinoblastoma en los niños” cuando este tipo de cáncer ha avanzado.
Un destacado equipo de profesionales es liderado por el director del Instituto de Investigación del Garrahan y especialista en retinoblastoma, Guillermo Chantada, y se encuentra integrado por Ana Torbidoni, Viviana Laurent, Daniela Ottaviani, Cristina Alonso, Jorge Rossi, Claudia Sampor, Valeria Vázquez, María TG de Dávila, Mariano Gabri, Adriana Fandiño y Daniel Alonso y contó con apoyo del Ministerio de Ciencia, el Instituto del Cáncer y la Fundación Natalí Dafne Flexer.
El nuevo indicador “permite detectar en forma muy precisa células tumorales en la sangre, médula ósea o líquido cefalorraquídeo a escala mínima”, en este caso “1 en 1.000.000” cuando antes la posibilidad de detección era “mucho menor, cuando el tumor estaba muy avanzado para lograr una cura”, explicó Chantada.
Para identificar este nuevo biomarcador el equipo trabajó con técnicas de biología molecular, específicamente con una herramienta denominada PCR que permite la amplificación de marcas moleculares como el ADN o RNA para detectar con alta precisión pequeñas cantidades de células.
Hasta ahora la expansión y metástasis del retinoblastoma en el resto del cuerpo sólo podía detectarse cuando el tumor ya estaba muy avanzado. Y su tratamiento era tan agresivo que requería, finalmente, alternativas intensas como un trasplante autólogo de médula ósea.
No obstante, señalaron, “en el 80% de los casos el cáncer reaparece: no logra curarse su incidencia en el sistema nervioso central, que es el sitio donde hace metástasis este tipo de tumor, a través de la conexión entre el ojo y el cerebro mediante el nervio óptico”.
 
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