Tercera edad: Excesiva inactividad es peligrosa
  
Si está esperando con ilusión la fecha de su jubilación laboral para poder descansar y no hacer nada, se equivoca si lo que quiere es vivir y disfrutar 25 ó 30 años más con salud. El deseo de cesar una actividad laboral que seguramente viene ejerciendo durante décadas es una aspiración normal y saludable, pero recuerde que el verdadero descanso no es sentarse y no hacer nada, sino cambiar de actividad.

“El sillón mata” es una afirmación real cuando se convierte en una actitud crónica. De hecho el sillón mata tanto como el tabaco o más. Recuerde que el fumar mata a 5 millones de personas cada año, que son 13.700 personas al día. Si ha dejado de fumar o está en el proceso de dejarlo, enhorabuena, pero si ha cumplido los 60 años y el sofá y la televisión son sus compañeros inseparables, haría bien en seguir leyendo para darse cuenta de que la inactividad física causa 5.3 millones de muertes al año en todo el mundo, es decir una cifra ligeramente superior a las muertes originadas por el tabaco.

En países como España, un 13,4% de la mortalidad total está directamente vinculada con la falta de ejercicio, mientras que en Argentina, donde el sedentarismo está aún más extendido, es responsable de 18% de las enfermedades no infecciosas y de un 20% de los casos de cáncer de colon.

Estas cifras no pretenden asustarle ni aspiran a que a partir de ahora mire al sillón como su enemigo vital. Unos momentos de descanso son muy reconfortantes y saludables, si previamente nos hemos cansado. Pero recuerde estas dos condiciones: “unos momentos” y “si nos hemos cansado”.

“La excesiva inactividad enferma”. Habitualmente entendemos que lo contrario de la inactividad o el sedentarismo es la actividad física, cierto, pero si tenemos tiempo libre para estar sentados, también podemos tener actividad de otro tipo e igualmente beneficiosa para nuestra salud, como actividad intelectual, cultural o social. Así, puede utilizar el sillón para leer, para aprender algo, para charlar con amigos, para planear cosas nuevas, para imaginar nuevos proyectos, para soñar nuevas realidades, pero evite la fatídica combinación de sedentarismo, más inactividad mental y pasiva.

Los estudios realizados por investigadores y publicados en la prestigiosa revista The Lancet argumentan que si sólo pudiéramos disminuir a escala mundial el sedentarismo en un 25% estaríamos salvando 1.3 millones de vidas al año.

Uno de los placeres de la vida es descansar después de haberse cansado físicamente, ya sea caminando, corriendo o con cualquier otro ejercicio o trabajo físico. Sin embargo, escuchamos con frecuencia a muchas personas sedentarias quejarse de estar cansados. Pero ese cansancio por inactividad, que es físicamente real y lo sienten en sus piernas, espalda y articulaciones, no permite experimentar el placer de sentarse a descansar.


Mover las piernas no sólo favorece al corazón, la circulación sanguínea y los pulmones, también le hacemos un gran favor a nuestro intestino, ese órgano infravalorado de nuestro cuerpo.

El conocido gerontólogo español Dr. Ricardo Moragas, en su libro “Gerontología social” afirma que la terapia actual de la gerontología social trata de conseguir una ocupación de los adultos mayores que sea compatible con sus preferencias personales y combatir la inacción como agente patógeno claramente definido.

Es clásico en este sentido el estudio de la Universidad de Harvard en el que se asignó a un grupo de ancianos de una residencia la obligación individual de regar las plantas, mientras que al grupo control se le dijo que el personal de la residencia se cuidaría del riego. El grupo responsable de regar mostraba, a los 18 meses del experimento, una tasa de mortalidad de la mitad con respecto al grupo sin esa responsabilidad, lo que demuestra la importancia de lo social, de la actividad sobre lo orgánico.

A propósito de este estudio realizado en una residencia de ancianos, conviene recordar que las residencias, aunque las hay buenas, regulares, malas y muy malas, todas, incluso las mejores, presentan a sus clientes o residentes muy pocas oportunidades de estar activos, salvo algún que otro juego de salón y en las residencias de lujo, solo asequibles a una minoría muy adinerada, la posibilidad de practicar el golf.

Esta es una de las razones por las que estas residencias deberían reservarse exclusivamente para personas que realmente no puedan valerse por sí mismas, carezcan de familia o estén en situación de extrema dependencia. Parece que la tendencia es a que desaparezcan o a que cambien drásticamente su modelo.

El gobierno de Dinamarca tiene prohibida la construcción de residencias desde 1987 y en general todos los países nórdicos en Europa tienden a un nuevo modelo de housing para romper el concepto de residencia de ancianos. El objetivo es que los adultos mayores se sientan literalmente “en casa”. Así, los ambientes se crean incluso con sus pertenencias personales, alejando el aspecto sanitario y de internado, asignándoles tareas y actividades físicas e intelectuales diarias.

Dinamarca, Suecia y Holanda son los 3 países europeos que ofrecen modelos más avanzados en este aspecto y se consideran los mejores lugares del mundo para envejecer.

Volviendo a la importancia de la actividad, física y de todo tipo, conviene recordar que bastaría con una caminata de 30 minutos a buen ritmo, al menos 4 o 5 días por semana para mantenernos con salud y prevenir riesgos de enfermar como consecuencia del sedentarismo, una actitud pasiva que se está convirtiendo en una pandemia global, si consideramos los datos que aportan los expertos.

Es la hora de comenzar a enfrentar con decisión esta pandemia que requiere la atención de varios sectores, desde el sector científico para averiguar por qué a unas personas les cuesta más esfuerzo que a otras el hacer ejercicio, hasta los responsables de urbanismo de las ciudades.

Ya tenemos ciudades cuyos responsables se esfuerzan por diseñar modelos de urbanismo que sean favorables al envejecimiento saludable creando entornos que favorezcan que la gente en general y los adultos mayores en particular decidan moverse a pie o en bicicleta, aumentando, por ejemplo, los carriles-bici.

Los responsables municipales pueden crear barrios y comunidades con espacios verdes suficientes. Existen ejemplos de países como EEUU, Bélgica, Reino Unido y Alemania que muestran como algunas estrategias para la mejora del alumbrado o de aspectos estéticos de las calles aumentaron los niveles de actividad ciudadana en un 50%

El citado estudio publicado en 'The Lancet' señala el ejemplo de muchas ciudades de Latinoamérica que desde hace años cierran algunos carriles en las principales avenidas de la ciudad durante los fines de semana para proporcionar espacios lúdicos y deportivos que se usan principalmente para recorrerlos en bicicleta.
 
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