¿Sos responsable con tu calidad de vida?
El autocuidado, es un concepto definido por la OMS como "la capacidad de individuos, familias y comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades y hacer frente a las patologías, con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica", lo que se asocia a una actitud activa y responsable con la calidad de vida. En este sentido, el consumo de alimentos ricos en nutrientes, la incorporación de vitaminas, contar con un buen descanso, realizar actividad física y reducir los niveles de estrés, son acciones de autocuidado que debemos atender para prevenir protegernos de virus y algunas enfermedades.
La pandemia por la COVID-19 puso de manifiesto la importancia de mantener al sistema inmune en equilibrio para mejorar su capacidad de respuesta. Una buena alimentación que incluya todos los nutrientes, tales como vitaminas y minerales, es fundamental para generar defensas. «La actividad física y la alimentación saludable se destacan como hábitos diarios del autocuidado. Es necesario ingerir todos los grupos de alimentos: carbohidratos, proteínas, vegetales y frutas. Para quienes desean reforzar el consumo de algunas vitaminas y minerales, también está la opción de complementar la dieta con suplementos nutricionales con vitaminas C, D y zinc, cuyo consumo regular y adecuado contribuye a fortalecer las defensas del organismo», explicó a Buena Praxis la Dra. Luciana Armengol, Médica Especialista en Medicina Farmacéutica y Gerenta Médica en Bayer Cono Sur (MN 112.756).
Cada individuo, dependiendo de sus genes, pero especialmente de factores ambientales y de estilo de vida, irá moldeando su sistema inmunológico. Aunque somos conscientes de la importancia de una buena alimentación, la rutina diaria y el día a día hace que por distintas razones no nos alimentemos de la forma que nuestro organismo lo necesita. Es por ello, que existen suplementos que pueden ayudar a que nuestro cuerpo obtenga los requerimientos nutricionales requeridos para fortalecer el sistema inmune y así tener una buena respuesta frente a la exposición viral o la vacunación.
La Vitamina C, por ejemplo, es un nutriente esencial utilizado para reparar tejidos dañados y para la formación de neurotransmisores y enzimas. Esta vitamina, ayuda a regular el metabolismo, sistema inmune y presión arterial. Se puede encontrar en frutas como la naranja, frutilla, kiwi, limón, y verduras como las arvejas, brócoli, tomate, kale, zucchini, entre otras fuentes naturales. Es posible también, que sea necesario reforzar la ingesta de vitamina C a través de la suplementación para asegurarnos de tener la cantidad necesaria todo el año y no solo en invierno. Algunos beneficios adicionales de esta vitamina son: protección de la salud de la piel, colaborando en la generación de colágeno, la recuperación de heridas y previniendo el envejecimiento causado por rayos UV; tiene un efecto antioxidante, logrando neutralizar sustancias perjudiciales para la salud como el humo del cigarrillo y polución, entre otras.
Además, ayuda a reducir los síntomas del resfrío común y la gripe, ya que tiene acción antiinflamatoria, disminuye la intensidad y la duración de síntomas, reduce el número de episodios en niños con infecciones respiratorias recurrentes y tiene efecto antihistamínico. También favorece la absorción de hierro y la eliminación de colesterol, es indispensable para el adecuado crecimiento, desarrollo y funcionamiento de todos los órganos, ayuda a mejorar la salud bucal, y favorece la generación de anticuerpos.
Por otro lado, los bajos niveles de Vitamina D son altamente prevalentes en personas con fatiga crónica. Éste, es uno de los más poderosos nutrientes, ya que modula y coordina el sistema inmune. Favorece la integridad de la piel y tejidos, promueve la producción de nuevos componentes celulares inmunológicos, estimula el movimiento celular hacia el sitio de infección y disminuye el riesgo de infección respiratoria aguda. Algunas fuentes naturales de vitamina D son el sol (rayos UVB), pescado, leche y huevos.
Por su parte, el Zinc es un mineral que ayuda a controlar la inflamación provocada por las infecciones, posee acción anti viral y alivia los síntomas del resfrío común en adultos. Asimismo, contribuye a la correcta producción de la hormona tiroidea y aumenta la conversión de T4 y T3. Al igual que la vitamina C, favorece la producción de anticuerpos y también tiene efectos beneficiosos en la función inmune del intestino. El zinc no está tan disponible en vegetales y frutas como sí en fuentes animales. Es por esto, que es difícil encontrarlo en dietas bajas en proteínas, lo que hace aún más necesario reforzar este mineral a través de suplementos nutricionales.
«Hoy se encuentran disponibles numerosos formatos y presentaciones de suplementos multivitamínicos. Hay comprimidos recubiertos, comprimidos efervescentes, pastillas masticables, entre otros. Estos suplementos nutricionales, contienen las dosis diarias suficientes para suplementar o reforzar dietas deficientes y, siempre que se tomen según la recomendación del médico o la indicación del envase/prospecto, son bien tolerados por la población general», concluyó la Dra. Armengol.
La pandemia por la COVID-19 puso de manifiesto la importancia de mantener al sistema inmune en equilibrio para mejorar su capacidad de respuesta. Una buena alimentación que incluya todos los nutrientes, tales como vitaminas y minerales, es fundamental para generar defensas. «La actividad física y la alimentación saludable se destacan como hábitos diarios del autocuidado. Es necesario ingerir todos los grupos de alimentos: carbohidratos, proteínas, vegetales y frutas. Para quienes desean reforzar el consumo de algunas vitaminas y minerales, también está la opción de complementar la dieta con suplementos nutricionales con vitaminas C, D y zinc, cuyo consumo regular y adecuado contribuye a fortalecer las defensas del organismo», explicó a Buena Praxis la Dra. Luciana Armengol, Médica Especialista en Medicina Farmacéutica y Gerenta Médica en Bayer Cono Sur (MN 112.756).
Cada individuo, dependiendo de sus genes, pero especialmente de factores ambientales y de estilo de vida, irá moldeando su sistema inmunológico. Aunque somos conscientes de la importancia de una buena alimentación, la rutina diaria y el día a día hace que por distintas razones no nos alimentemos de la forma que nuestro organismo lo necesita. Es por ello, que existen suplementos que pueden ayudar a que nuestro cuerpo obtenga los requerimientos nutricionales requeridos para fortalecer el sistema inmune y así tener una buena respuesta frente a la exposición viral o la vacunación.
La Vitamina C, por ejemplo, es un nutriente esencial utilizado para reparar tejidos dañados y para la formación de neurotransmisores y enzimas. Esta vitamina, ayuda a regular el metabolismo, sistema inmune y presión arterial. Se puede encontrar en frutas como la naranja, frutilla, kiwi, limón, y verduras como las arvejas, brócoli, tomate, kale, zucchini, entre otras fuentes naturales. Es posible también, que sea necesario reforzar la ingesta de vitamina C a través de la suplementación para asegurarnos de tener la cantidad necesaria todo el año y no solo en invierno. Algunos beneficios adicionales de esta vitamina son: protección de la salud de la piel, colaborando en la generación de colágeno, la recuperación de heridas y previniendo el envejecimiento causado por rayos UV; tiene un efecto antioxidante, logrando neutralizar sustancias perjudiciales para la salud como el humo del cigarrillo y polución, entre otras.
Además, ayuda a reducir los síntomas del resfrío común y la gripe, ya que tiene acción antiinflamatoria, disminuye la intensidad y la duración de síntomas, reduce el número de episodios en niños con infecciones respiratorias recurrentes y tiene efecto antihistamínico. También favorece la absorción de hierro y la eliminación de colesterol, es indispensable para el adecuado crecimiento, desarrollo y funcionamiento de todos los órganos, ayuda a mejorar la salud bucal, y favorece la generación de anticuerpos.
Por otro lado, los bajos niveles de Vitamina D son altamente prevalentes en personas con fatiga crónica. Éste, es uno de los más poderosos nutrientes, ya que modula y coordina el sistema inmune. Favorece la integridad de la piel y tejidos, promueve la producción de nuevos componentes celulares inmunológicos, estimula el movimiento celular hacia el sitio de infección y disminuye el riesgo de infección respiratoria aguda. Algunas fuentes naturales de vitamina D son el sol (rayos UVB), pescado, leche y huevos.
Por su parte, el Zinc es un mineral que ayuda a controlar la inflamación provocada por las infecciones, posee acción anti viral y alivia los síntomas del resfrío común en adultos. Asimismo, contribuye a la correcta producción de la hormona tiroidea y aumenta la conversión de T4 y T3. Al igual que la vitamina C, favorece la producción de anticuerpos y también tiene efectos beneficiosos en la función inmune del intestino. El zinc no está tan disponible en vegetales y frutas como sí en fuentes animales. Es por esto, que es difícil encontrarlo en dietas bajas en proteínas, lo que hace aún más necesario reforzar este mineral a través de suplementos nutricionales.
«Hoy se encuentran disponibles numerosos formatos y presentaciones de suplementos multivitamínicos. Hay comprimidos recubiertos, comprimidos efervescentes, pastillas masticables, entre otros. Estos suplementos nutricionales, contienen las dosis diarias suficientes para suplementar o reforzar dietas deficientes y, siempre que se tomen según la recomendación del médico o la indicación del envase/prospecto, son bien tolerados por la población general», concluyó la Dra. Armengol.