¿Cómo observamos lo que observamos?
  
Decimos desde la Ontología del Lenguaje que: No sabemos cómo las cosas son, solo sabemos cómo las interpretamos. Vivimos en mundos interpretativos.

Si decimos que no podemos saber como las cosas son, ello implica que debemos abandonar en sostener una verdad... no hay una verdad absoluta. Es decir que observamos el mundo a través de nuestros propios cristales. Entonces... ¿Por qué observamos lo que observamos?

Tenemos una manera particular de ver las cosas. Son nuestros paradigmas, nuestras creencias, nuestro modo de interpretar, nuestra percepción los que definen los limites de la caja dentro de la que estuvimos, que limitan nuestra escucha y nuestra capacidad de entendernos y validar a otros.
Sostenemos nuestro discurso como una verdad absoluta. Vamos a entender al observador como alguien que ve el mundo de una determinada manera.

Si pudiera hablar con algún lector en este momento, seguro que no ve el mundo como lo veo yo. Y cómo resolvemos esto? Muy simple el lector está equivocado y se resolvió todo.

Lo curioso es que así lo hacemos siempre por lo que vivimos en eternas discusiones de quien tiene la razón. Si prestáramos atención, muy pronto nos daremos cuenta que no vemos el mundo de la misma manera.

No estoy diciendo que uno lo ve mejor y el otro peor, solo que no lo vemos igual. Si nosotros pudiéramos hablar con un francés, veremos que hay mundos distintos.

También sucede con una persona de 20 años habla con un niño de 7 años, así muchos ejemplos.
Entonces... ¿Hay un solo mundo y nosotros no nos ponemos de acuerdo? ¿Hay tantos mundos como personas? Si hay un solo mundo entonces el observador que soy yo, tiene dos posibilidades, tiene la razón o estoy equivocado, lo que es bastante pobre como explicación.

¿Para qué nos sirve distinguir que somos distintos observadores? Si yo sigo viendo el mundo de la misma manera, mis acciones van a seguir siendo las mismas.

En cambio si yo juzgo que mis acciones no me gustan y en vez de hacer otra acción, le doy una nueva mirada a como estoy mirando y aparecen acciones que eran impensables hasta el momento.

Por eso yo elijo creer que hay tantos mundos como personas, que poder distinguir que el otro ve la vida y el mundo de otra manera, me abre un mundo de posibilidades donde puedo validar a un otro con su todo... Me permite tener conversaciones desde otro lugar para sumar en todo nuestros ámbitos de la vida... Me permite vivir la vida en liviandad creando y cocreando.




Lorena Spinelli | Coach Ontológico Profesional
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