La relación entre el estrés y el riesgo cardíaco
  
Las personas con un alto nivel de estrés tienen un 27% más de riesgo de padecer una enfermedad cardíaca, reveló un estudio publicado recientemente por The American Journal of Cardiology, y el cardiólogo argentino Alejandro Deviggiano, advirtió que las mujeres son “dos veces más vulnerables” y llamó a “estar atentos a los síntomas”.

“El estrés puede causar síntomas físicos y emocionales, como depresión, ansiedad, irritabilidad, miedo, excesivo temor al fracaso, olvidos, dificultad para concentrarse, trato brusco hacia los demás, incremento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas y cambios físicos, como tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza e indigestión”, dijo el Dr. Deviggiano con motivo del Mes del cuidado del corazón, que se conmemora cada septiembre.

Así, el estrés es un conjunto de reacciones del cuerpo frente a desafíos o demandas: “Se trata de un proceso natural que responde a nuestra necesidad de adaptarnos al entorno. Al contrario de lo que muchos creen, existe un tipo de estrés que es positivo y se produce en pequeños episodios, como por ejemplo cuando te ayuda a evitar determinado peligro o a cumplir con una fecha límite. Sin embargo, se vuelve perjudicial cuando es muy intenso o se incrementa a lo largo del tiempo”, detalló.

En cuanto a los tipos de estrés dañinos para el corazón, explicó que “el estrés constante puede tensionarlo de varias maneras: incrementando los valores de colesterol y los triglicéridos en la sangre y aumentando la presión arterial”, mientras que “el estrés extremo puede hacer que el corazón palpite fuera de ritmo”.

Con respecto a los tipos de estrés, el especialista mencionó el agudo y el crónico.
“El primero es la forma más común y surge de las exigencias que nos imponemos nosotros mismos o los demás. Ocurre en períodos cortos debido por lo general a una causa pasajera, como un viaje, un examen o un cambio de trabajo”, dijo.

“En pequeñas dosis puede ser positivo, pero en dosis más elevadas puede afectar la salud y provocar dolores musculares, problemas estomacales e intestinales, sobreexitación pasajera, dolores de cabeza y agotamiento”, detalló.

Y continuó: “El crónico es el más desgastante y ocurre cuando no se encuentra salida a un problema o situación. Es producto, por ejemplo, de un trabajo o carrera no deseada, problemas de dinero o un matrimonio infeliz. A diferencia del estrés agudo, se presenta una y otra vez de forma repetida a lo largo del tiempo y puede desencadenar depresión, crisis nerviosas e incluso un ataque cardíaco”.

Consultado sobre si el estrés afecta en partes iguales a hombres y mujeres, el Dr. Deviggiano precisó que las mujeres son “dos veces más vulnerables”.

“Eso se debe a una razón biológica, ya que tienen una fisiología diferente donde el peso de las hormonas hace que las afecte de un modo distinto. El cerebro femenino es más sensible a la ‘corticotropina’, una hormona producida en momentos de ansiedad, y no tienen la capacidad de afrontarla cuando se presenta en niveles altos, lo que hace más difícil controlar el estrés”, explicó.

En cuanto a las profesiones más estresantes, el cardiólogo destacó a los ejecutivos de empresas, periodistas, relacionistas públicos, organizadores de eventos y taxistas, así como personal militar, bomberos o policías.

“Según un estudio realizado por la Asociación Americana de Psicología, la llamada generación ‘Millennial’ resultó ser la que más sufre del estrés en la actualidad, ya que el 39 por ciento de las personas de entre 18 y 33 años dijo estar estresada”, agregó.

En cuanto a otros grupos etarios, “se puede afirmar que la ‘Generación X’ (entre 34 y 43 años) manifestó sufrir estrés en el 36% de los casos, mientras que en los ‘Baby Boomers’ (entre 44 y 66 años) llegó al 33%. Los más tranquilos parecieran ser los mayores de 76 años, ya que sólo un 29% indicó sufrir estrés”, completó.

Consultado sobre las técnicas o estrategias para manejarlo, el experto mencionó -además de comer sano, dormir bien y hacer ejercicio-, “reconocer y aceptar las cosas que no se pueden cambiar, intentar desarrollar una actitud positiva frente a los desafíos y aprender a relajarse”.
“Conectarse con los seres queridos y aprender a decir que no también es fundamental para lograr una mejor calidad de vida”, añadió.


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