Una buena nutrición favorece a la función cognitiva y a la neuroplasticidad
Más del 10% de la población sufre algún tipo de enfermedad neurológica en cierto momento de su vida. Si bien las ciencias médicas (psiquiatría y neurología) constituyen el eje más importante a la hora de la prevención y el tratamiento de estas enfermedades; en los últimos años ha habido importantes progresos en lo que respecta al aporte de la alimentación.
Diversos estudios científicos han demostrado que hay una relación directa entre la nutrición y el cerebro, en la cual la función y estructura cerebral estarían condicionados y beneficiados por factores nutricionales a lo largo de la vida.
El sistema nervioso central al momento del nacimiento es el sistema más inmaduro en relación a otros sistemas del cuerpo y completa su madurez a lo largo de la infancia, con un correcto aporte nutricional en los primeros años de vida. Determinados nutrientes (ácidos grasos; como el omega 3) constituyen parte de la estructura de las membranas celulares y promueven al correcto funcionamiento neuronal.
Es importante destacar que una adecuada alimentación en tiempo y forma favorece la correcta función cognitiva que incluye memoria, lenguaje, atención, orientación; y favorece los mecanismos de neuroplasticidad; entendiendo esta última como la propiedad natural de áreas del cerebro de adaptar su función y reorganizarse ante algún cambio ambiental o injuria cerebral, como por ejemplo un infarto o lesión cerebral, explica Teresa Cóccaro, nutricionista de INEBA.
El 60% del cerebro está constituido por lípidos, cuya mayor concentración corresponde a los ácidos grasos poliinsaturados y como el cuerpo no los puede fabricar deben ser exclusivamente aportados a través de la dieta.
Existen innumerables estudios que demuestran que un adecuado suministro de este ácido graso mejora la función cognitiva y la neuroplasticidad. Asimismo, durante los primero 6 años de vida el aporte de ciertos nutrientes como el hierro - presente en carnes, huevo o lentejas -, vitaminas B6 y B12 que encontramos en cereales integrales -, vitamina C (que aportan los cítricos), vitamina D (lácteos fortificados, huevo, exposición solar), vitamina E (aceites, frutos secos) y vitamina A (verduras como tomate y calabaza) son condiciones necesarias y mejoran funciones como el aprendizaje, el rendimiento escolar y favorecen a la memoria a lo largo del tiempo.
Por el contrario, el déficit o inadecuado aporte de macro y micronutrientes alteran las funciones neuronales con el riesgo de un desarrollo cerebral con deficiencias o la aparición de enfermedades neurológicas por carencia nutricional, agrega la especialista.
En particular, lo que aporta cada micronutriente al funcionamiento cerebral es:
Conclusión: la incorporación de diversos macro y micronutrientes en tiempo y forma tiene una relación directa con la generación de mejores condiciones para el desarrollo y funcionamiento del cerebro humano. La correcta alimentación constituye una herramienta fundamental por los beneficios demostrados y su disponibilidad para cada persona.
Diversos estudios científicos han demostrado que hay una relación directa entre la nutrición y el cerebro, en la cual la función y estructura cerebral estarían condicionados y beneficiados por factores nutricionales a lo largo de la vida.
El sistema nervioso central al momento del nacimiento es el sistema más inmaduro en relación a otros sistemas del cuerpo y completa su madurez a lo largo de la infancia, con un correcto aporte nutricional en los primeros años de vida. Determinados nutrientes (ácidos grasos; como el omega 3) constituyen parte de la estructura de las membranas celulares y promueven al correcto funcionamiento neuronal.
Es importante destacar que una adecuada alimentación en tiempo y forma favorece la correcta función cognitiva que incluye memoria, lenguaje, atención, orientación; y favorece los mecanismos de neuroplasticidad; entendiendo esta última como la propiedad natural de áreas del cerebro de adaptar su función y reorganizarse ante algún cambio ambiental o injuria cerebral, como por ejemplo un infarto o lesión cerebral, explica Teresa Cóccaro, nutricionista de INEBA.
El 60% del cerebro está constituido por lípidos, cuya mayor concentración corresponde a los ácidos grasos poliinsaturados y como el cuerpo no los puede fabricar deben ser exclusivamente aportados a través de la dieta.
Existen innumerables estudios que demuestran que un adecuado suministro de este ácido graso mejora la función cognitiva y la neuroplasticidad. Asimismo, durante los primero 6 años de vida el aporte de ciertos nutrientes como el hierro - presente en carnes, huevo o lentejas -, vitaminas B6 y B12 que encontramos en cereales integrales -, vitamina C (que aportan los cítricos), vitamina D (lácteos fortificados, huevo, exposición solar), vitamina E (aceites, frutos secos) y vitamina A (verduras como tomate y calabaza) son condiciones necesarias y mejoran funciones como el aprendizaje, el rendimiento escolar y favorecen a la memoria a lo largo del tiempo.
Por el contrario, el déficit o inadecuado aporte de macro y micronutrientes alteran las funciones neuronales con el riesgo de un desarrollo cerebral con deficiencias o la aparición de enfermedades neurológicas por carencia nutricional, agrega la especialista.
En particular, lo que aporta cada micronutriente al funcionamiento cerebral es:
- Las vitaminas B6 y B12 favorecen los mecanismos de memoria,
- La vitamina C involucrada y favorece la transmisión del impulso nervioso,
- La vitamina D está relacionada con la prevención de enfermedades neurológicas autoinmunes como la esclerosis múltiple,
- Y la vitamina E protege las membranas celulares del sistema nervioso. El hierro interviene en la síntesis de neurotransmisores y oxigenación de las membranas celulares.
Conclusión: la incorporación de diversos macro y micronutrientes en tiempo y forma tiene una relación directa con la generación de mejores condiciones para el desarrollo y funcionamiento del cerebro humano. La correcta alimentación constituye una herramienta fundamental por los beneficios demostrados y su disponibilidad para cada persona.