Las grasas harían más agresivo al cáncer de próstata
  
Una dieta rica en grasas, además de perjudicar nuestra salud cardiovascular, puede promover a que los tumores de próstata se conviertan en más agresivos y se diseminen por el cuerpo, un proceso llamado metástasis.

Según un serie de artículos publicados las revistas Nature Genetics y Nature Communications, investigadores del Centro de Cáncer del Centro Médico Beth Israel Deaconess (EEUU) arrojan nueva información sobre los mecanismos genéticos que promueven la metástasis en un modelo de ratón y señalan que a la dieta alta en grasas como un factor ambiental clave que impulsa la metástasis.

Los tumores de próstata tienden a ser lo que los científicos llaman 'indolentes', es decir, lentos y autónomos, lo que hace que muchos hombres mueren con el cáncer de próstata, no a causa del tumor. Pero para el porcentaje de pacientes cuyos tumores de próstata metastatizan, la enfermedad resulta fatal.

A pesar de que se ha sugerido que una dieta occidental puede promover la progresión del cáncer de próstata, hay ausencia de evidencia directa que respalde una asociación entre lípidos dietéticos y el cáncer de próstata, explica el primer autor Ming Chen.

Los estudios epidemiológicos relacionan las grasas (y la obesidad) con muchos tipos de cáncer, y las tasas de muertes por cáncer de cáncer metastásico, incluido el cáncer de próstata, son mucho más altas en EEUU que en las naciones donde las dietas bajas en grasas son más comunes.

Si bien el cáncer de próstata afecta aproximadamente al 10% de los hombres en las naciones asiáticas, ese índice sube a cerca del 40% cuando residen en los EEUU. Eso sugiere que existe un responsable ambiental que pueda colaborar con los factores genéticos para convertir esta enfermedad en agresiva y fatal.

Pier Paolo Pandolfi, el autor principal afirmó que «la progresión del cáncer a la etapa metastásica representa un evento fundamental que influye en los resultados y en las opciones terapéuticas disponibles. Nuestros datos proporcionan una sólida base genética para los mecanismos que subyacen a la progresión metastásica, y también demostramos cómo los factores ambientales pueden impulsar estos mecanismos para promover la progresión del cáncer metastásico primario al avanzado».

Se sabe que el gen supresor de tumores PTEN juega un papel importante en el cáncer de próstata; su pérdida parcial ocurre en hasta 70% de los tumores de próstata primarios, mientras que su ausencia u completa está relacionada con la enfermedad prostática metastásica; pero los estudios en animales sugieren que la pérdida de PTEN solo es insuficiente para desencadenar la progresión.

Al analizar los datos genómicos recientes, Pandolfi y sus colegas notaron que otro gen supresor tumoral, llamado PML, tendía a estar presente en los tumores de próstata localizados (no metastásicos), pero ausente en alrededor de un tercio de los tumores de próstata metastásicos. Además, cerca del 20% de los tumores de próstata metastásicos carecen tanto de PML como de PTEN.

Cuando compararon los dos tipos de tumor, los localizados que carecían solo del gen PTEN frente a los tumores metastásicos que carecían de ambos genes, los investigadores descubrieron que los tumores metastásicos producían grandes cantidades de lípidos o grasas. En tumores que carecían de los genes supresores de tumores PTEN y PML, la maquinaria de producción de grasa de las células se estaba volviendo loca.

«Fue como si hubiéramos encontrado el interruptor lipogénico o de producción de grasa de los tumores -dijo Pandolfi-. La implicación es que, si hay un cambio, tal vez haya un medicamento con el que podamos bloquear este cambio y tal vez podamos prevenir la metástasis o incluso curar el cáncer de próstata metastásico», agregó.

La buena noticia es ya existe dicho fármaco. Descubierto en 2009, actualmente se está investigando una molécula llamada 'fatostatina' para el tratamiento de la obesidad. Pandolfi y sus colegas probaron la molécula en ratones de laboratorio. «El medicamento bloqueó la lipogénesis fantásticamente y los tumores retrocedieron y no desarrollaron metástasis».

Los hallazgos podrían servir para desarrollar modelos de ratón más precisos y predictivos para el cáncer de próstata metastásico, lo que a su vez aceleraría el descubrimiento de mejores terapias para la enfermedad.

Además, los médicos podrían evaluar a sus pacientes con cáncer de próstata en las etapas iniciales para determinar si sus tumores carecen de los genes supresores PTEN y PML, lo que indica un mayor riesgo de progresar a enfermedad metastásica. A estos pacientes se les puede ayudar con la ests fármaco que bloquea la grasa, y también mediante la dieta.
 
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