Qué dice el bruxismo sobre nosotros
  
El bruxismo es definido como un acto involuntario y es considerado una para función. Esto significa que la mandíbula y los dientes realizan un movimiento similar a la masticación pero sin la acción de masticar un alimento. También se consideran para funciones el comerse las uñas, masticar la punta de los lápices, masticar chicles, etc.

Todas estas acciones pueden significar la aparición de síntomas o cambios en la estructura cuando el hábito se prolonga en el tiempo.

¿El ser humano solo ha comenzado a bruxar en la época actual?
No, el ser humano siempre ha bruxado cuando se encuentra en situación de peligro, se siente amenazado o ante sentimientos de cólera o ira.

El antiguo testamento cita “rechinar y apretar los dientes” en varios pasajes. Séneca describe que los soldados romanos eran arengados para producir su ira antes de la batalla, a lo que respondían apretando y rechinando los dientes, actitud que mantenían para intimidar al enemigo con el ruido de sus dientes como gesto de ferocidad. Cuando un perro se prepara para atacar, muestra los dientes apretados.

Pero no es menos cierto, que cuando este síntoma se pone de manifiesto, existe alguna situación que altera las emociones del individuo, sea consciente de ello o no.

¿El bruxismo es una enfermedad?
No, el bruxismo es un síntoma. Y este síntoma permanecerá en la medida en que su causante esté presente en la vida del individuo.

Aclaro siempre al paciente que esto no será toda la vida. Hay épocas de la vida en las que se bruxa y en otras no.

Hay pacientes que refieren apretar los dientes y no bruxar. Esto puede significar más daño en la superficie dental o en la zona periodontal. Debo conocer estos signos para derivar al paciente al odontólogo para que sea evaluado y tratado a la par de mi tratamiento.

La presencia de los profesionales de la salud en esta etapa tiene como objetivo evitar los daños estructurales y los síntomas asociados que acompañan esta situación.

El odontólogo ha sido históricamente quién ha realizado este diagnóstico con más frecuencia al observar el desgaste anormal de las piezas dentales. No es posible realizar ningún tratamiento osteopático serio para mejorar esta situación y prevenir futuros problemas, sin la interacción con el odontólogo del paciente.



¿Hay más gente que bruxa?
El tema está muy discutido. Creo que ha aumentado el diagnóstico. Se está estudiando con atención la etapa del sueño en que el individuo bruxa aunque los estudios difieren en los resultados.

Sin lugar a dudas, la interacción con las pantallas antes de dormir es reconocida por el paciente como un anticipo de lo que será su despertar.

Existe también un apriete y bruxismo diurno, pero desde mi experiencia no parece provocar la misma sintomatología que el nocturno, es probable que durante el sueño el individuo no es consciente de la contracción de los músculos masticatorios y deje de ejercer un cierto control inhibitorio.

Desde mi especialidad presto especial atención a los dolores cervicales matinales que no tienen una causa aparente.

¿Qué tiene que ver la columna cervical con el bruxismo?
En el estudio de la neurofisiología actual se puede conocer que algunas células del nervio trigémino, quién da movimiento a los músculos masticadores, se prolongan hacia la columna cervical alta.

Esto significa que cada vez que estos músculos se contraen envían un estímulo a este segmento de la médula cervical, contrayendo a la vez los pequeños y profundos músculos cervicales. Estos que usamos principalmente para rotar la cabeza.

Se genera así un circuito de retroalimentación refleja que se mantiene en el tiempo a menos que se realice una acción para interrumpirlo.

Este circuito es reforzado por la información que envían los receptores que se encuentran en la raíz del diente, cada vez que estos contactan entre sí.

¿Qué relación tiene el bruxismo con la patología de la articulación temporomandibular (ATM)?
Recibo consultas permanentes sobre este tema y existe mucha confusión al respecto. El bruxar o apretar los dientes no es una condición necesaria ni suficiente para provocar una patología de la ATM.

Es verdad que la patología de la ATM puede ser influenciada por bruxar o apretar los dientes pero es una entidad aparte. Si puede ocurrir, por ejemplo, que el paciente refiera un dolor en un oído y en realidad es el reflejo de una articulación mandibular afectada por la compresión que le genera el apriete dentario.



Esto tampoco puede ser considerado un problema estricto de la articulación. Puede ser una situación transitoria como lo sería un tortícolis o una lumbalgia. Dependerá de la evolución en el tiempo de esta condición.

¿Cómo puedo ayudar a los pacientes?
Hacer un buen diagnóstico osteopático para reconocer si es esta situación la que está generando la sintomatología.

Tener presente que la sintomatología puede presentarse a distancia de la zona en cuestión y puede involucrar algún síntoma en la esfera digestiva.

Si el odontólogo lo considera pertinente le indicará una placa de descanso, con el principal objetivo de proteger las superficies dentarias.

Sin embargo en la interacción interdisciplinaria hemos observado que la presencia de la placa contribuye también a cortar parte del circuito de retroalimentación a impedir el contacto de diente contra diente.

Desde mi especialidad debo realizar todas las acciones necesarias para controlar el espasmo muscular de todos los músculos involucrados. Controlar las articulaciones afectadas por estos espasmos y devolverles movilidad.

Observar hasta qué punto esta situación se reflejó la postura de individuo, y como esta postura pudo modificar funciones como la deglución o la respiración.

Derivar al odontólogo si hay piezas faltantes, o trastornos de ortodoncia importante. En este ítem suelo decirle a mis pacientes que bruxar no es bueno pero bruxar de manera asimétrica es peor. La forma de morder influye el tono muscular general del cuerpo y podemos reconocer asimetrías en la tensión muscular de todo el cuerpo provenientes de los trastornos en oclusión.

Esta asimetría no se reduce a los dientes, también puede referirse a problemas de convergencia ocular o apoyo de los pies.

Este planteo reviste particular importancia durante el crecimiento de los niños y espero en un futuro cercano que también podamos trabajar en esta área de manera interdisciplinaria con los ortodoncistas.





Lic. OLGA GARAY
Kinesióloga (UBA) – Osteópata

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