Claves para recuperarse en tiempo y forma al Jet Lag
  
Con algunas medidas preventivas es posible combatir los efectos del jet lag. Alimentación, sueño e hidratación cutánea, las claves para recuperarse en tiempo y forma.
Dolor de cabeza, cansancio, fatiga, somnolencia, irritabilidad y falta de concentración. Presurizado, el ambiente interior de un avión crea un micro ambiente único dentro de la cabina que tiene sus consecuencias en el organismo y que se conoce popularmente como jet lag.

También llamado trastorno de desfasaje horario, es un problema temporal del sueño que puede afectar a cualquier persona que se traslade velozmente a través de varios husos horarios. «El cuerpo tiene su propio reloj interno, o ciclo circadiano, que indica las horas de vigilia y cuándo dormir. El jet lag se produce porque el reloj interno está aún sincronizado con el huso horario original en lugar del huso al que se ha viajado», explica la Dra. Stella Estelles, médica neuróloga del Laboratorio de Neurofisiología y Jefe del Laboratorio de Sueño de INEBA.

Además de los síntomas mencionados, la falta de humedad durante el vuelo, que oscila en un 20-30% menos, resiente ojos, garganta y piel. Esta se vuelve tirante, con arrugas más marcadas y los labios se tornan secos.

«Pero eso no es todo. La alta concentración de anhídrido carbónico (5% más que el normal) baja el aporte de oxígeno a la piel. A ello se suman los cambios del biorritmo por variaciones en las latitudes y la mala calidad de sueño, que influyen en el proceso de regeneración nocturna, en la microcirculación cutánea y repercuten en un desequilibrio hídrico con poros dilatados en la zona en T», aclara la Dra. Cristina Sciales, médica cirujana con especialidad en Medicina Aeronáutica y Aeroespacial.

El daño no es azaroso. De hecho, los científicos comparan el efecto que tienen 6 u 8 horas de vuelo con una expedición al desierto del Sahara en la que ninguna zona de la piel del cuerpo queda ilesa de la deshidratación. «Por eso, los cuidados deben ser previos al viaje. Como hace un deportista, que se entrena, hay que preparar el cuerpo para minimizar los efectos indeseados», añade la Dra. Sciales.

«En cuanto a la alimentación, es recomendable cumplir con un esquema de hidratación previo. Lo ideal es intentar beber entre dos litros y medio y tres litros de agua los días previos al vuelo. Tomar agua ayuda a eliminar líquido y, por el contrario, no hacerlo obliga al cuerpo a retener los pocos líquidos que consume, con lo cual se produce la famosa retención e hinchazón, lo que ocasiona ese cansancio y esa pesadez posterior», indica Florencia Ramos, nutricionista, que es docente universitaria y directora de Nutrición de Maestro Estética.

También es importante evitar el sodio, especialmente en los snacks, envasados, congelados, alimentos procesados y conservados. Las frutas como la sandía, el melón y la pera son buenos aliados para esos días.

Las medidas de higiene para el sueño incluyen adelantar los días previos la hora de dormir en una o dos horas. Lo mismo al despertar, para ir acostumbrando el reloj interno.

«Previo al viaje en horas picos de luz solar, también se recomienda usar anteojos de sol para engañar a los sensores de luz del ciclo circadiano», sugiere la Dra. Estelles.

Para mantener la piel en óptimas condiciones, la Dra. Sciales aconseja desmaquillar con toallitas (evitan el aumento de sebo) y colocar una leve humectación facial con ácido hialurónico. Elegir un maquillaje mineralizado y líquido que aporte humedad y protección en vuelo frente a las partículas que están suspendidas en la cabina que ensucian y tapan poros.
 
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