Muchas veces se banaliza el tema de los riesgos a los que están expuestos los chicos en algo tan habitual, deseado y tradicional como la fiesta de egresados. La Dra. Marta Méndez (Matrícula: 47.722), médica especialista del Comité de Docencia de los Centros de Diagnóstico DIM, explica la vulnerabilidad en la que se encuentran los adolescentes ante este tipo de prácticas. Así como las herramientas y conductas adecuadas que deben asumir los padres ante estas situaciones.

«Registramos una tendencia en los padres a ser más permisivos y otorgar libertades sin sopesar consecuencias posibles y, quizás, sin asumir las responsabilidades requeridas del caso. Este tipo de actitudes pueden poner en riesgo la salud e incluso la vida de sus propios hijos. De hecho, actualmente es frecuente que los padres ignoren los peligros reales a los que están expuestos los chicos por el consumo del alcohol, tabaco y drogas en este tipo de celebraciones», explica la especialista.

Durante la adolescencia aumenta el patrón de riesgo por el consumo de alcohol y, es clave destacar que, a esa edad, la vulnerabilidad a sus efectos es mayor que en las personas adultas. Quienes comienzan a beber a temprana edad tienen más probabilidades de convertirse en dependientes del alcohol. Además, son más propensos a sufrir lesiones en accidentes de tránsito o involucrarse en peleas y otros hechos violentos.

También intoxicaciones agudas a graves y mayor posibilidad de generar adicciones desde chicos. A mediano y largo plazo puede llegar a alterar su desarrollo cerebral. Estos tipos de consumo también se asocian a conductas sexuales inapropiadas y manejos riesgosos que puede llegar a causarla propia muerte o incluso la de terceros.

«Lo primero es estar bien informados para poder guiar a sus hijos, deben saber que en ocasiones los adolescentes, en ese tipo de celebraciones, suelen consumir sustancias que pueden poner en riesgo su salud e incluso su vida» explica la Dra. Méndez.

«Desafiar a los hijos en esa etapa de rebeldía puede causar un efecto contrario y hacer que se sientan más incentivados a realizarlas. Los padres deben estar alertas y negarse a las prácticas que implican consumo de alcohol y generan adicción a las drogas. La mejor manera de hacerlo es a través de la información y la educación, enseñar e instruir sobre los daños reales que estas prácticas producen» completa la médica.

«El ejemplo es el arma más poderosa de un padre para guiar a su hijo: no consumir alcohol en exceso y no mostrar conductas adictivas. Cuando los chicos entran en la adolescencia los padres deben estar más vigilantes, seguir más de cerca sus actividades, conocer sus amistades y salidas, con quién se comunican por las redes sociales, etc. Acercarse más a ellos y advertirles lo difícil que es el mundo dentro de las adicciones. Lo más importante es hacerles sentir seguros de que siempre estarán a su lado para ayudarlos y comprenderlos».

Los padres deben asumir la autoridad en la familia, ya que son los responsables de hacer cumplir las reglas de convivencia de todo el grupo familiar. «La adolescencia es la etapa donde los jóvenes quieren ser libres y los adultos deben marcar el rumbo para que esa libertad sea asumida de manera responsable», finaliza la Dra. Méndez.