El impacto del COVID-19 en niños con cáncer
La pandemia por COVID-19 está afectando seriamente los sistemas de salud y causando "daños colaterales" en la salud de pacientes con cáncer pediátrico. Si bien los niños parecen ser afectados con menor severidad por el COVID-19, los niños con cáncer y aquellos que recibieron un trasplante de médula tienen mayor riesgo de padecer una evolución mas severa y potencialmente fatal.
En ese sentido, es posible que el efecto negativo que esta teniendo la pandemia en los sistemas de salud, en especial en países en desarrollo, pueda tener un impacto aún mayor en la sobrevida de los niños y adolescentes con cáncer.
En un reciente estudio realizado por la Sociedad Latino Americana de Oncología Pediátrica (SLAOP.org) y publicado en la prestigiosa revista especializada The Lancet Oncology https://www.thelancet.com/journals/lanonc/article/PIIS1470-2045(20)30280-1/fulltext que evalúa todos los países de la región que cuentan con programa de cáncer infantil, se demuestra que aún en la fase inicial de la pandemia el impacto en la atención de los niños con cáncer es muy alto, implicando reprogramación de cirugías, demora en la aplicación de la quimioterapia, falta de hemoderivados necesarios para transfusiones, faltantes de drogas quimioterápicas, reprogramación de tratamientos radiantes, etc.
Además, el estudio da cuenta que el staff médico y de enfermería dedicado a la atención de estos pacientes está sufriendo un daño por la relocalización hacia otras áreas y el ausentismo causado por la enfermedad o los contactos. El estudio incluso detectó centros que han tenido que cerrar su atención a pacientes pediátricos con cáncer, en especial cuando eran programas pequeños insertados en hospitales de cáncer de adultos.
El cierre del transporte dentro de los países ha causado también que los pacientes que se enferman de cáncer infantil en una zona remota que normalmente son derivados a centros distantes de mayor complejidad no puedan hacerlo o lo hagan tardíamente con el riesgo de sufrir mayores complicaciones o poner en riesgo su supervivencia.
Las restricciones a la movilidad afectaron también el envío de muestras biológicas hacia laboratorios de referencia que muchas veces están situados en las capitales de las ciudades y ponen en situación desfavorecida a los que viven en zonas más distantes. El estudio demostró también que estos efectos son mayores en países con menor gasto en salud y en aquellos con una prevalencia de la infección por COVID-19 proporcionalmente más alta.
En algunos países de la región, gran parte de los fondos que se obtienen para el tratamiento de pacientes proviene de donaciones voluntarias que por la crisis generada han disminuido sustancialmente recortando aún más los exiguos presupuestos para el cáncer infantil en la región.
Las restricciones mencionadas han aumentado los requerimientos de herramientas informáticas para la comunicación entre el equipo de salud y también hacia los pacientes, aunque en un alto porcentaje en la región, los hospitales no cuentan con las herramientas adecuadas y seguras.
Incluso en países de Europa se han visto casos presentándose con enfermedad avanzada ya que las familias optaban por no llevar al niño/a a control. La comunidad oncológica pediátrica internacional se ha organizado para ayudar a mitigar todos estos riesgos y ha puesto a disposición herramientas informáticas de uso gratuito para el equipo de salud, así como asesoramiento para el manejo de casos y de la protección del personal creando un observatorio de la infección COVID-19 en el cáncer pediátrico. https://global.stjude.org/en-us/global-covid-19-observatory-and-resource-center-for-childhood-cancer.html
El Hospital Garrahan continúa brindando atención a los pacientes con cáncer pediátrico de todo el país y cuenta con herramientas de telemedicina que permiten una conexión con los centros más lejanos para su apoyo. El Instituto Nacional del Cáncer ha publicado una guía de manejo de COVID-19 en el cáncer infantil y apoya las acciones de los distintos centros del país.
Los oncólogos pediatras nos sentimos preocupados por el efecto que esta pandemia pueda tener en nuestros pacientes y nos ponemos a disposición para facilitar el diagnóstico de casos nuevos sin demora y el tratamiento de los niños sin afectar su pronóstico, brindando en el marco de un cuidado interdisciplinario la adecuada contención y apoyo a las familias.
Dr. Guillermo Chantada, oncólogo pediatra, coordinador del área de Medicina de Precisión del Hospital Garrahan.
En ese sentido, es posible que el efecto negativo que esta teniendo la pandemia en los sistemas de salud, en especial en países en desarrollo, pueda tener un impacto aún mayor en la sobrevida de los niños y adolescentes con cáncer.
En un reciente estudio realizado por la Sociedad Latino Americana de Oncología Pediátrica (SLAOP.org) y publicado en la prestigiosa revista especializada The Lancet Oncology https://www.thelancet.com/journals/lanonc/article/PIIS1470-2045(20)30280-1/fulltext que evalúa todos los países de la región que cuentan con programa de cáncer infantil, se demuestra que aún en la fase inicial de la pandemia el impacto en la atención de los niños con cáncer es muy alto, implicando reprogramación de cirugías, demora en la aplicación de la quimioterapia, falta de hemoderivados necesarios para transfusiones, faltantes de drogas quimioterápicas, reprogramación de tratamientos radiantes, etc.
Además, el estudio da cuenta que el staff médico y de enfermería dedicado a la atención de estos pacientes está sufriendo un daño por la relocalización hacia otras áreas y el ausentismo causado por la enfermedad o los contactos. El estudio incluso detectó centros que han tenido que cerrar su atención a pacientes pediátricos con cáncer, en especial cuando eran programas pequeños insertados en hospitales de cáncer de adultos.
El cierre del transporte dentro de los países ha causado también que los pacientes que se enferman de cáncer infantil en una zona remota que normalmente son derivados a centros distantes de mayor complejidad no puedan hacerlo o lo hagan tardíamente con el riesgo de sufrir mayores complicaciones o poner en riesgo su supervivencia.
Las restricciones a la movilidad afectaron también el envío de muestras biológicas hacia laboratorios de referencia que muchas veces están situados en las capitales de las ciudades y ponen en situación desfavorecida a los que viven en zonas más distantes. El estudio demostró también que estos efectos son mayores en países con menor gasto en salud y en aquellos con una prevalencia de la infección por COVID-19 proporcionalmente más alta.
En algunos países de la región, gran parte de los fondos que se obtienen para el tratamiento de pacientes proviene de donaciones voluntarias que por la crisis generada han disminuido sustancialmente recortando aún más los exiguos presupuestos para el cáncer infantil en la región.
Las restricciones mencionadas han aumentado los requerimientos de herramientas informáticas para la comunicación entre el equipo de salud y también hacia los pacientes, aunque en un alto porcentaje en la región, los hospitales no cuentan con las herramientas adecuadas y seguras.
Incluso en países de Europa se han visto casos presentándose con enfermedad avanzada ya que las familias optaban por no llevar al niño/a a control. La comunidad oncológica pediátrica internacional se ha organizado para ayudar a mitigar todos estos riesgos y ha puesto a disposición herramientas informáticas de uso gratuito para el equipo de salud, así como asesoramiento para el manejo de casos y de la protección del personal creando un observatorio de la infección COVID-19 en el cáncer pediátrico. https://global.stjude.org/en-us/global-covid-19-observatory-and-resource-center-for-childhood-cancer.html
El Hospital Garrahan continúa brindando atención a los pacientes con cáncer pediátrico de todo el país y cuenta con herramientas de telemedicina que permiten una conexión con los centros más lejanos para su apoyo. El Instituto Nacional del Cáncer ha publicado una guía de manejo de COVID-19 en el cáncer infantil y apoya las acciones de los distintos centros del país.
Los oncólogos pediatras nos sentimos preocupados por el efecto que esta pandemia pueda tener en nuestros pacientes y nos ponemos a disposición para facilitar el diagnóstico de casos nuevos sin demora y el tratamiento de los niños sin afectar su pronóstico, brindando en el marco de un cuidado interdisciplinario la adecuada contención y apoyo a las familias.
Dr. Guillermo Chantada, oncólogo pediatra, coordinador del área de Medicina de Precisión del Hospital Garrahan.