COVID-19: Cómo aplicar los nuevos protocolos en la atención odontológica
  
Están en contacto con zonas extremadamente sensibles a la transmisión del virus. Por ende, la precaución deberá ser impoluta. Sin embargo, la incertidumbre de contar con todos los recursos para prevenir el contagio en sus consultorios es inmensa.

Nada volverá a ser igual tras el arribo del COVID-19. Hábitos, costumbres, rutinas y comportamientos, todo se vio atravesado por la amenaza que puso en jaque a todos los continentes. Desde lo más insignificante como ir de compras a la atención en un consultorio médico, todos los ámbitos sufrirán modificaciones en pos de evitar la propagación del virus.

Los trabajadores del sector de salud forman parte de las personas que tienen los empleos más riesgosos: pueden encontrar enfermedades e infecciones a diario y generalmente trabajan de cerca entre sí y sus pacientes. De este modo, una de las tantas profesiones que está en contacto directo con el paciente es el de la odontología, considerada como una de las consultas en la que el profesional de la salud se encuentra en primera línea de posible contagio.

Y aunque actualmente estén trabajando en sus consultorios únicamente por urgencias que lo ameriten, los odontólogos se preparan para batallar contra un enemigo invisible al que lamentablemente están expuestos fácilmente. Sin embargo, hay un componente que preocupa a los profesionales de la odontología: cómo aplicarán los protocolos para atender a los pacientes y evitar el contagio.

Lo cierto es que, las consultas cambiarán para siempre. Desde la sala de espera y la distancia social hasta el tratamiento cambiará para siempre. Y en esos cambios, son los materiales de seguridad como los camisolines, las cofias y barbijos los que entran en el panorama de la consulta médica tanto para el profesional de la salud como para el paciente.

«La odontología se ve en un problema muy grande. Es necesario una modificación de la asignación de los recursos para que puedan cumplirse los protocolos como corresponde, porque sino vamos a estar en una disyuntiva: o no cumplir con los protocolos o que las personas físicas tengan que hacerse cargo de traer todos los materiales de protección», dijo el odontólogo Aldo Squassi, director de la clínica de pacientes de alto riesgo odontológico de la Facultad de Odontología de la UBA y profesor titular de la cátedra de Odontología Preventiva y Comunitaria de la misma casa de estudios.

Sin embargo, Squassi explicó que no ve la posibilidad de que algún odontólogo no cumpla con los protocolos de seguridad sanitaria, ya que desde hace años que aplican protocolos para protegerse a sí mismos y al paciente: «Nuestra profesión tiene una formación de mucho conocimiento en términos de normas de bioseguridad, es decir que se cumplen y acatan a diario por todo lo que implica trabajar en la boca de una persona».

Como había adelantado el odontólogo Sebastián Ignacio Costa (MN 27256), profesor de la cátedra de Odontología Integral de Adultos de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), «como primera medida al paciente le vamos a dar todos los elementos para que se desinfecte cuando llegue de la calle. Luego le vamos a dar un camisolín estéril descartable, ya que viene de afuera y no sabemos con qué estuvo en contacto y guantes para que no toque ninguna superficie. En el caso del profesional, tendrá el mismo un traje especial, un barbijo N95, antiparras o pantalla de aislamiento acrílico, guantes y tapa botas».

En este contexto, todos los conocimientos y las recomendaciones para modificar los protocolos impactan directamente en la actividad. «Si hasta el presente teníamos que hacer un determinado procedimiento en donde se involucraban insumos así como recursos de cierto tipo y a raíz del coronavirus modificamos el protocolo en pos de incorporar las nuevas formas de atención al paciente; hay una necesidad extrema de nuevos recursos y hay que financiarlos», explicó Squassi.

De acuerdo al protocolo realizado por la Facultad de Odontología de la UBA, cualquier persona con síntomas clínicos compatibles con una infección respiratoria aguda, de cualquier gravedad, que presente fiebre y disnea, tos o malestar general, es decir, un criterio epidemiológico acompañado de al menos, un criterio clínico, debe procurarse demorar el tratamiento dental (salvo urgencias, lógicamente) hasta el esclarecimiento del caso, remitiéndolo a su médico de familia con el correspondiente informe de sospecha. En estos casos se recomienda colocar una mascarilla quirúrgica al paciente antes de derivarlo.

En este contexto, el protocolo de la Facultad de Odontología de la UBA comparte precauciones para los profesionales:

✔ Higiene de manos antes y después de tocar al paciente

✔ Uso de equipo de protección personal

✔ Eliminación segura de objetos punzantes

✔ Gestión adecuada del medio ambiente y residuos hospitalarios

✔ Esterilización y desinfección del instrumental

Para el control ambiental:

✔ Ventilación ambiental adecuada

✔ Limpieza del entorno hospitalario

✔ No al hacinamiento de personas
 
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