Temor, preocupación por la propia salud y la de los seres queridos; situación financiera o laboral en riesgo; cambios en los patrones de sueños y alimentación; dificultad para concentrarse; empeoramiento de las condiciones de salud mental, mayor uso de tabaco y / o alcohol y otras sustancias, son algunas de las respuestas de muchas personas ante el estrés por la pandemia del COVID-19 y el encierro necesario para evitar contagios en la población.

La Dra. Mariana García, médica psiquiatra de DIM Centros de Salud, explica que la cuarentena ha obligado a un cambio en el estilo de vida, muy drástico y repentino. «Obviamente que tiene impacto en distintas manifestaciones y dependiendo de los individuos. Ahí hay una subjetividad en esto que se pone en juego obviamente, pero es indudable que ahí hay consecuencias. Uno a veces se queja de la rutina, de ahí tener todo como muy previsible, muy organizados en la vida cotidiana y de repente se interrumpe, por lo que extrañamos está previsibilidad de nuestra vida anterior. Si hay un impacto en lo social -porque somos seres sociales- nosotros permanentemente necesitamos de contacto con el otro».

La Dra. García advierte que en algunos casos los pacientes con sintomatología de estrés y ansiedad recurren al consumo de sustancias para aliviar de alguna manera el malestar. «Buscan algunas gratificaciones sustitutivas, por ejemplo, la comida. Las personas incluso comienzan a comprar y probar cosas nuevas. Esto se ve reflejado en el aumento de peso, trastornos del sueño de distinta gravedad, el consumo de alcohol, consumo de tabaco, puede haber, incluso, un incremento en consumo de droga, de abuso de un psicofármaco como forma de validar todos estos síntomas que empiezan a aparecer y bueno también el estrés emocional que lleva la inestabilidad».

La especialista de DIM Centros de Salud, recomienda rescatar lo que llaman miedo útil. Ese sentimiento que permite a las personas tomar conciencia, ser responsables y que ayuda de alguna manera a enfrentar las situaciones complejas.

«No tratar de sacar los pánicos y lo que nos hace perder el control de la situación. Sí concentrarnos más que nada en la esperanza y la certeza de que esto en algún momento va a terminar y que esto que estamos haciendo es en forma reflexiva, en forma inteligente, que es algo que hacemos para cuidarnos y para cuidar al otro, que no es algo a lo que estamos obligados. No poner tanto énfasis en el encierro y el aislamiento, a veces puede ser confundido con esta noción de castigo», dice.

El miedo nos dice que estamos en peligro. A menudo pensamos que todo va a ser difícil y luego nos sorprende cuando no es así. No es el evento real en sí el que provoca la sensación de estrés, es nuestro pensamiento detrás de esto lo que lo hace. Liberarse quita la presión, permite que el miedo se vaya a casa y que las posibilidades echen raíces incluso en las situaciones más difíciles.

⚫ No bombardearnos con los noticieros, con números de muertos y camas de terapia. Piensa que quedarnos en casa es para protegerse y proteger al otro.

⚫ Trata de pensar que esta situación va a terminar, porque tendrá su curso natural, porque aparecerán tratamientos posibles, porque aparecerá una vacuna.

⚫ No estigmatizar al adulto mayor. Hay que tener cuidado con la prohibición de no salir o no hablar con nadie. Buscar de qué manera podemos acompañarlo con alternativas, a ver WhatsApp, contenerlos, escucharlos, son una población vulnerable que está en riesgo su salud y que necesita también una contención emocional importante, pues también tienen riesgo de deprimirse.

⚫ El miedo puede ser el motor que nos impulsa hacia adelante o el freno que nos mantiene atascados, pero somos los que decidimos cuál es. Tómese el tiempo suficiente para calmarse y concentrarse antes de tomar las decisiones y preocuparse demás.