Aumentó la gravedad y la cantidad de consultas de adicciones, insomnio y ansiedad
  
Con el fin de las restricciones y el distanciamiento social, el proceso de vacunación cada vez más avanzado se acerca una nueva vida en convivencia con la pos pandemia. Existen cambios de vida, en el régimen laboral, nuevos problemas socioeconómicos y nuevas incertidumbres que se aparejan a la suma de trastornos mentales, adicciones y fobias en la población.

La salud mental de la población ha empeorado por cuestiones relacionadas al encierro, a las limitaciones sociales y a la situación socioeconómica que vive el país. «Estamos viendo cómo se incrementan las consultas sobre salud mental con la reapertura de las actividades en busca de apoyo profesional. Las poblaciones más vulnerables durante esta pandemia han sido adolescentes y niños. A nivel mundial se incrementó la patología mental en adolescentes sobre todo trastornos de ansiedad, adicciones, incremento de autolesiones, idea suicida y actos suicidas. La población adolescente es la más golpeada de todas. Asimismo, adultos jóvenes, entre 18 y 65, se vieron más afectados frente a situaciones de inestabilidad laboral y pérdida de seres queridos», afirmó el Dr. Patricio Rey, médico psiquiatra del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas.

La disminución de consultas de control durante la pandemia generó un aumentó en la morbilidad por causas relacionadas a la salud mental. Al respecto Rey sostiene que mucha gente dejó de concurrir a sus terapeutas, a sus psiquiatras y han dejado de tomar medicaciones, lo que ha aumentado la gravedad y la severidad de los problemas que ya existían y se han sumado nuevas patologías tanto por cuestiones vinculadas a la incertidumbre en torno al virus como por los problemas económicos y la restricción de los vínculos sociales.

«Lo que queda en la población en líneas generales es un cuadro de estrés post traumático crónico porque sigue estando la pandemia y su riesgo latente, siguen existiendo problemáticas socioeconómicas y en aquellos recuperados que tienen que volver a su vida habitual desarrollan toda una cuestión de ansiedad, estrés y dificultades a la hora de enfrentar la nueva vida post pandemia. Hay mucho miedo y dificultades de volver a una rutina como antes porque hay miedo a contagiarse. Aún no podemos saber qué secuelas quedan en la población a largo plazo, pero en promedio un tratamiento de salud mental tanto psicoterapéutico como psicofarmacológico puede durar entre 2 y 4 años», concluyó el especialista.


En nuestro país se ha incrementado mucho los problemas con el sueño en la población adulta tanto como insomnio, conciliación y mantenimiento relacionada a la ansiedad. «Los trastornos por ansiedad han aumentado, quienes los padecen vieron empeorar sus cuadros y mucha gente los experimentó por primera vez. Quienes descuidaron sus tratamientos con psicofármacos vieron exacerbados sus cuadros. Se están viendo más casos de adicciones, en nuestro país en especial el alcoholismo, tabaquismo, cannabis, cocaína y drogas en general. Todos los patrones en adicciones han aumentado. Si bien en Argentina no se están viendo los casos de suicidios, si en países más golpeados se vieron más casos de suicidios como EEUU, Inglaterra, Alemania y otros países en Europa donde se duplicaron las tasas de suicidio en la población», alertó el Dr. Rey.

En el mundo hay 500 millones de personas que padecen depresión, trastornos de ansiedad o adicciones y se estima que la próxima pandemia post COVID 19 es la de los trastornos mentales con estrés post traumático e incremento de los casos de depresión, ansiedad y adicciones. Según el Dr. Rey «La depresión constituye la mayor fuente humana de sufrimiento. Las primeras manifestaciones tienen que ver con desgano ante cualquier tipo de actividad, sensación de abatimiento, lo común es dormir mal o no poder hacerlo. Los pensamientos se tornan monocordes y la agitación psicomotora tiende a aparecer a medida que se agrava el estado».

«Se están viendo secuelas en aquellos que han pasado por internaciones con cuadros graves y respirador quedaron con trastornos cerebrovasculares, trastornos cognitivos y afección cognitiva por incremento de patologías de base sobre todo en adultos, inestabilidad emocional, problemas de estrés, irritabilidad, dificultad de manejo de estrés. En aquellos que han padecido cuadros leves se ve mucho miedo, ansiedad anticipatoria, todo relacionado a la ansiedad y la depresión, gente que queda atemorizada y le cuesta mucho volver a la vida habitual», comentó el especialista.

«Existe un porcentaje alto de la población que sufre depresión pero que no pasa por el hospital, y que desconoce su situación, como consecuencia se va acentuando el cuadro, se puede ir notando un desmejoramiento en sus funciones afectivas y laborales o que termine con otras afecciones asociadas al cuadro de depresión ansiosa, los pacientes terminan asistiendo a una consulta en una 2 o 3 instancia, cuando empiezan a surgir patologías o se acentúan las mismas», concluyó el Dr. Rey.


Ref: Hospital de Clínicas "José de San Martín"
 
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