La pandemia del coronavirus puede haber llevado a una cepa de gripe a la extinción
El coronavirus se expandió de tal forma por todo el mundo que podría estar propiciando la desaparición de otros virus respiratorios como el de la gripe. Ya por las restricciones propias de la pandemia del 2020-2021, los casos de gripe cayeron a mínimos nunca antes vistos.
La influenza B/Yamagata es una de las cuatro cepas que se incluyen con regularidad en las vacunas anuales contra la gripe, pero en medio de la cuarentena mundial, esa cepa parece haber caído completamente fuera del radar, informó un equipo de investigación de la Universidad de Melbourne, en Australia en la revista Nature Reviews.
Marios Koutsakos, investigador del departamento de microbiología e inmunología del Instituto Doherty y uno de los autores del estudio publicado, dijo que «es muy inusual que B/Yamagata no se haya detectado en más de 18 meses. Es difícil decirlo con certeza, pero eso indica que podría haberse ido».
Se cree que los cambios de comportamiento adoptados en la pandemia de COVID-19, como el distanciamiento social, uso de barbijos, medidas de higiene, las restricciones de viaje y movimiento son los principales factores que impulsaron la reducción de la incidencia de la influenza, que también se observó en otras infecciones respiratorias comunes como el virus sincitial respiratorio.
Por otro lado, la cepa B/Yamagata siempre tuvo tendencia a ser menos infecciosa que las otras variantes principales de gripe, remarcaron los investigadores. Esa cepa tampoco evoluciona tan energéticamente como las demás. Los fabricantes de vacunas no tuvieron que actualizar el componente B/Yamagata de la vacuna anual contra la gripe desde 2015.
Esos factores, «combinados con las condiciones limitantes de la pandemia de COVID-19, pueden haber facilitado una fuerte supresión de la circulación global de B/Yamagata y la posible extinción de este linaje», concluyeron los investigadores en su informe. «El cierre de fronteras probablemente ha tenido el mayor impacto en la propagación global», destacó Koutsakos.
«Si bien el tiempo dirá si el linaje B/Yamagata se fue para siempre, la eliminación de uno de los cuatro objetivos de la vacuna actual tendría implicaciones favorables para la reformulación anual de la vacuna contra la influenza, con oportunidades para repensar racionalmente las estrategias óptimas para reducir aún más la carga mundial de este patógeno», señalaron los investigadores.
En ese caso reemplazar la parte B/Yamagata de la vacuna con otra cepa que sea más infecciosa y peligrosa podría mejorar la efectividad de la inyección. Pero primero advierten que tomará más de una temporada de gripe determinar si B/Yamagata se fue del todo. «Sería un poco receloso de llamarlo un trato cerrado, porque la gripe es una pequeña bestia voluble», manifestó Richard Kennedy, un importante investigador de vacunas de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota (EEUU).
La influenza B/Yamagata es una de las cuatro cepas que se incluyen con regularidad en las vacunas anuales contra la gripe, pero en medio de la cuarentena mundial, esa cepa parece haber caído completamente fuera del radar, informó un equipo de investigación de la Universidad de Melbourne, en Australia en la revista Nature Reviews.
Marios Koutsakos, investigador del departamento de microbiología e inmunología del Instituto Doherty y uno de los autores del estudio publicado, dijo que «es muy inusual que B/Yamagata no se haya detectado en más de 18 meses. Es difícil decirlo con certeza, pero eso indica que podría haberse ido».
Se cree que los cambios de comportamiento adoptados en la pandemia de COVID-19, como el distanciamiento social, uso de barbijos, medidas de higiene, las restricciones de viaje y movimiento son los principales factores que impulsaron la reducción de la incidencia de la influenza, que también se observó en otras infecciones respiratorias comunes como el virus sincitial respiratorio.
Por otro lado, la cepa B/Yamagata siempre tuvo tendencia a ser menos infecciosa que las otras variantes principales de gripe, remarcaron los investigadores. Esa cepa tampoco evoluciona tan energéticamente como las demás. Los fabricantes de vacunas no tuvieron que actualizar el componente B/Yamagata de la vacuna anual contra la gripe desde 2015.
Esos factores, «combinados con las condiciones limitantes de la pandemia de COVID-19, pueden haber facilitado una fuerte supresión de la circulación global de B/Yamagata y la posible extinción de este linaje», concluyeron los investigadores en su informe. «El cierre de fronteras probablemente ha tenido el mayor impacto en la propagación global», destacó Koutsakos.
El impacto de la extinción
Si una cepa completa de influenza se ha extinguido, eso abriría nuevas posibilidades para abordar la gripe anual en el futuro, dijeron expertos estadounidenses en enfermedades infecciosas.
«Si bien el tiempo dirá si el linaje B/Yamagata se fue para siempre, la eliminación de uno de los cuatro objetivos de la vacuna actual tendría implicaciones favorables para la reformulación anual de la vacuna contra la influenza, con oportunidades para repensar racionalmente las estrategias óptimas para reducir aún más la carga mundial de este patógeno», señalaron los investigadores.
En ese caso reemplazar la parte B/Yamagata de la vacuna con otra cepa que sea más infecciosa y peligrosa podría mejorar la efectividad de la inyección. Pero primero advierten que tomará más de una temporada de gripe determinar si B/Yamagata se fue del todo. «Sería un poco receloso de llamarlo un trato cerrado, porque la gripe es una pequeña bestia voluble», manifestó Richard Kennedy, un importante investigador de vacunas de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota (EEUU).