Soplos cardíacos: cuándo hay que preocuparse
  
Mientras que algunos no representan ningún riesgo para la salud, otros pueden estar indicando la presencia de una enfermedad del corazón. La clave es consultar siempre con el médico y descartar otras patologías asociadas.

Los soplos cardíacos son ruidos producidos por la sangre al circular por los vasos sanguíneos y las válvulas del corazón. «Se los puede definir como vibraciones audibles debido a la velocidad o la turbulencia del flujo sanguíneo», explicó el Dr. Julio Figal, cardiólogo de la Fundación Favaloro.

Al igual que la mayoría de los sonidos cardíacos, el tono de los soplos está por debajo de la capacidad de la audición y se requiere para su evaluación el uso de un estetoscopio. Es por eso que, en general, el paciente no puede percibir que tiene un soplo y éste siempre se descubre durante la visita médica.

Los soplos pueden estar presentes desde el nacimiento (ya sean normales o por cardiopatías congénitas) o aparecer durante el transcurso de la vida, en general, por la aparición de ciertas enfermedades.

Causas del soplo cardíaco
La aparición de un soplo puede deberse a varias causas:

1. Aumento de la velocidad circulatoria.

2. Paso de la sangre por un orificio estrechado o anormal.

3. Flujo inverso (regurgitación o insuficiencia).

De acuerdo con el Dr. Figal, «en el primer caso, el corazón no necesariamente presenta una patología, sino que el aumento de la velocidad circulatoria (por ejemplo, ante un cuadro de fiebre o al practicar ejercicio) hace que el flujo sanguíneo se torne turbulento y genere el soplo».

En los otros dos casos, en cambio, estamos en presencia de una enfermedad cardíaca, ya sea congénita o adquirida. Un ejemplo de esto es la estenosis aórtica, que es una enfermedad muy común en pacientes de edad avanzada. Aquí el soplo se produce al acelerarse la sangre que sale del ventrículo izquierdo al pasar por una válvula que está estrechada.

Por otra parte, cuando la causa del soplo es el flujo inverso, una patología frecuente es la insuficiencia mitral, donde parte de la sangre que eyecta el ventrículo izquierdo vuelve hacia la aurícula izquierda (regurgitación).

Clasificación y riesgos
Los soplos se pueden clasificar en:

Orgánicos, cuando son causados por alteraciones anatómicas del corazón.

Funcionales, debido a causas extracardíacas que aceleran el flujo sanguíneo. También se denominan soplos "inofensivos", y son los que normalmente presentan los niños. No requieren ningún tipo de tratamiento y suelen desaparecer a medida que el pequeño va creciendo.

Además, se los clasifica de acuerdo al momento del ciclo cardíaco en el que se auscultan en:

Sistólicos (durante la contracción del ventrículo).

Diastólicos (durante la relajación).

Continuos (en ambas fases del ciclo).

«Como regla general, los soplos diastólicos en el adulto, siempre son patológicos. Es decir, anormales», advirtió el Dr. Figal.

«El médico que examina a un paciente portador de un soplo -continuó el especialista de la Fundación Favaloro- tiene en cuenta varias características del mismo, sobre todo, el momento del ciclo en el que ocurre, la duración, la localización (en qué región del tórax se ausculta mejor) y la irradiación (por ejemplo, al cuello o al dorso). Con estas características y si además hay síntomas que orienten hacia alguna enfermedad, el médico puede considerar que se trata de un soplo orgánico y confirmar su presunción diagnóstica con un examen complementario como el ecocardiograma y Doppler cardíaco».

Luego de ser interpretado correctamente y evaluado con ecocardiografía, si se descubre que el soplo puede ser expresión de una patología cardíaca, se procede al seguimiento o al tratamiento específico de esa enfermedad. Sin embargo, el Dr. Figal aclaró que como «los soplos cardíacos no son una enfermedad en sí misma, su sola presencia no implica limitaciones en la vida diaria del paciente ni requiere cuidados per se».
 
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