Anteojos con filtro azul en niños ¿un arma de doble filo?
Hace poco más de dos años, la pandemia nos obligó a quedarnos en casa. Teletrabajo, clases del colegio virtuales, hasta danza por zoom. Los dispositivos electrónicos lograron ventas récord junto con una mayor demanda de la población respecto a lentes con protección para las pantallas. Pero ¿son útiles en los niños?
El síndrome visual informático, también conocido como fatiga visual digital, describe un grupo de problemas relacionados con los ojos y la visión experimentado por el uso prolongado de computadoras, tablets y teléfonos celulares. Incluyen ojos rojos, lagrimeo, visión borrosa, sensibilidad a la luz.
Varias técnicas para combatir este síndrome y dentro de ellas se habla mucho de los lentes con filtros. Los anteojos con bloqueo de la luz azul se comercializan de forma masiva y proclaman que pueden aliviar las molestias, además de la fatiga visual.
En 2017 se realizó una investigación que analizó los 3 mejores estudios científicos hasta el momento, con más de 130 participantes. Este informó que no hay pruebas clínicas de alta calidad de un efecto beneficioso de las lentes con bloqueo azul en la población general para mejorar el rendimiento visual o la calidad del sueño, aliviar la fatiga ocular ni conservar la salud de la retina.
Un estudio australiano del 2021, publicado en la prestigiosa revista American Journal of Ophthalmology, llegó a la misma conclusión: El filtro azul no alteró los síntomas de fatiga ocular dado por el uso de pantallas comparándolo con lentes transparentes standard.
En mi opinión, el uso de este tipo de filtros actúa como un arma de doble filo. Transmite tranquilidad a los padres, quienes asumen que los chicos están protegidos al usar las pantallas y generan el efecto contrario, extendiendo las horas de exposición.
Por esto, en los chicos se recomienda centrarse en otros recursos. A saber:
1. Limitar el uso de dispositivos: Es la alternativa ideal. En el caso de no poder limitar su uso, se sugiere utilizar la regla del 20-20-20, que consiste en: tras 20 minutos de lectura, mirar más allá de 20 pies (unos 6 metros) durante 20 segundos.
También recordar las recomendaciones oftalmológicas sobre el uso de pantallas en los chicos de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI): de 0 a 2 años: Evitar el consumo de pantallas; de 2 a 5 años: Limitar el uso a una hora por día, y más de 6 años: establecer límites de exposición.
2. Dos o tres horas de actividades al aire libre por día, ya que se sabe que previene la aparición de miopía en niños y adolescentes. La clave es fijar la mirada a lo lejos (sin olvidar la protección de la piel y los ojos de los rayos UV).
3. Mantener los ojos hidratados. Cuando una persona pasa horas frente a su computadora, la frecuencia de parpadeo baja. Sin esa humedad, la córnea puede lastimarse, secarse, e incluso la visión puede tornarse borrosa. Pueden mejorarse estos síntomas pestañeando más seguido e hidratando los ojos de los niños con lágrimas.
Es importante recordar también, que los controles de rutina con especialistas en oftalmología infantil recomendados por SAO deben realizarse durante el periodo neonatal, luego a los 6 meses, a los 12 meses, a los 3 años, al ingreso escolar y luego cada 2 años.
Autora: Dra. María Julia Vaio (MN 140.733), Médica del Hospital Italiano de Bs. As. Sección Oftalmopediatría y Estrabismo.
El síndrome visual informático, también conocido como fatiga visual digital, describe un grupo de problemas relacionados con los ojos y la visión experimentado por el uso prolongado de computadoras, tablets y teléfonos celulares. Incluyen ojos rojos, lagrimeo, visión borrosa, sensibilidad a la luz.
Varias técnicas para combatir este síndrome y dentro de ellas se habla mucho de los lentes con filtros. Los anteojos con bloqueo de la luz azul se comercializan de forma masiva y proclaman que pueden aliviar las molestias, además de la fatiga visual.
En 2017 se realizó una investigación que analizó los 3 mejores estudios científicos hasta el momento, con más de 130 participantes. Este informó que no hay pruebas clínicas de alta calidad de un efecto beneficioso de las lentes con bloqueo azul en la población general para mejorar el rendimiento visual o la calidad del sueño, aliviar la fatiga ocular ni conservar la salud de la retina.
Un estudio australiano del 2021, publicado en la prestigiosa revista American Journal of Ophthalmology, llegó a la misma conclusión: El filtro azul no alteró los síntomas de fatiga ocular dado por el uso de pantallas comparándolo con lentes transparentes standard.
En mi opinión, el uso de este tipo de filtros actúa como un arma de doble filo. Transmite tranquilidad a los padres, quienes asumen que los chicos están protegidos al usar las pantallas y generan el efecto contrario, extendiendo las horas de exposición.
Por esto, en los chicos se recomienda centrarse en otros recursos. A saber:
1. Limitar el uso de dispositivos: Es la alternativa ideal. En el caso de no poder limitar su uso, se sugiere utilizar la regla del 20-20-20, que consiste en: tras 20 minutos de lectura, mirar más allá de 20 pies (unos 6 metros) durante 20 segundos.
También recordar las recomendaciones oftalmológicas sobre el uso de pantallas en los chicos de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil (SAOI): de 0 a 2 años: Evitar el consumo de pantallas; de 2 a 5 años: Limitar el uso a una hora por día, y más de 6 años: establecer límites de exposición.
2. Dos o tres horas de actividades al aire libre por día, ya que se sabe que previene la aparición de miopía en niños y adolescentes. La clave es fijar la mirada a lo lejos (sin olvidar la protección de la piel y los ojos de los rayos UV).
3. Mantener los ojos hidratados. Cuando una persona pasa horas frente a su computadora, la frecuencia de parpadeo baja. Sin esa humedad, la córnea puede lastimarse, secarse, e incluso la visión puede tornarse borrosa. Pueden mejorarse estos síntomas pestañeando más seguido e hidratando los ojos de los niños con lágrimas.
Es importante recordar también, que los controles de rutina con especialistas en oftalmología infantil recomendados por SAO deben realizarse durante el periodo neonatal, luego a los 6 meses, a los 12 meses, a los 3 años, al ingreso escolar y luego cada 2 años.
Autora: Dra. María Julia Vaio (MN 140.733), Médica del Hospital Italiano de Bs. As. Sección Oftalmopediatría y Estrabismo.