La alergia a la proteína de leche de vaca afecta a más de 15 mil bebés por año en Argentina
  
Considerada como la alergia alimentaria más frecuente durante la infancia, la alergia a la proteína de la leche de vaca afecta a más de 15 mil bebés, por año, en la Argentina. Según señalaron desde la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), se trata de una respuesta inmunológica exagerada del bebé ante la ingesta de una o más proteínas de la leche de vaca, las cuales atraviesan la leche materna y pueden sensibilizar a niños y niñas con predisposición a estas manifestaciones. Cuáles son sus síntomas, los mejores tratamientos y señales de alarma

Entre el 18 de julio y el 13 de agosto, se conmemora en Argentina el "Mes de la Alergia a la Proteína de la Leche de vaca" (APLV), impulsado y organizado por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC). Pese a que esta alergia alimentaria afecta a más de 15 mil recién nacidos cada año en nuestro país, los especialistas reconocen que su prevalencia va en aumento. «Diversas investigaciones refieren una incidencia de entre el 2 y el 3% de los niños y niñas durante el primer año de vida», señalaron.

En ese sentido, desde la AAAeIC explicaron que la APLV «se origina por una respuesta inmunológica exagerada del bebé ante la ingesta de una o más proteínas de la leche de vaca, las cuales atraviesan la leche materna y pueden sensibilizar a niños y niñas con predisposición a las alergias». Según destacaron, esta alergia alimentaria se puede manifestar de estas maneras:

- De respuesta inmediata luego de la exposición al alimento: con erupciones cutáneas, ronchas, hinchazón de labios y párpados, o alergia oral, que afecta a labios, lengua y garganta. Su expresión más severa es la anafilaxia: una reacción alérgica que puede llegar a obstruir las vías respiratorias y poner en riesgo la vida. Se originan por la reacción inmunológica de anticuerpos llamados Inmunoglobulina E (IgE).

- De respuesta tardía: con síntomas digestivos como vómitos, cólicos, diarrea, moco y sangre en materia fecal. «Se suelen dificultar su diagnóstico temprano, ya que no es tan sencillo relacionarlas con la ingesta del alimento o identificar cuál de los alimentos la produce. En ellas no participa la IgE», explicaron los especialistas

- De respuesta mixta: la reacción alérgica muchas veces es inmediata, pero otras pueden manifestarse tanto de forma inmediata como retardada, involucrando también a otras células específicas.

«Por lo general, la APLV se desarrolla durante el primer año de vida y suele pasar tiempo entre los primeros síntomas, la alerta de sus cuidadores y, finalmente, el diagnóstico y tratamiento. Durante este período, se afecta la calidad de vida tanto de los niños y niñas como de su entorno familiar. Inclusive, en algunos casos, puede producirse una mala progresión de peso en el infante con consecuencias para su desarrollo futuro», advirtió la Dra. Karina López, médica pediatra, especialista en Alergia e Inmunología Infantil y Directora del Comité Científico de Alergias Alimentarias y Anafilaxia de la AAAeIC.

Asimismo, la experta aclaró que «la condición suele ser transitoria y la mayoría de niñas y niños la resuelve entre los 2 y 3 años de edad, aproximadamente”, al tiempo que advirtió que “existe un pequeño porcentaje que continúa con la alergia durante la vida adulta».

«El abordaje de la APLV requiere del trabajo en conjunto de la familia, el pediatra de cabecera, el equipo médico y la comunidad, ya que se debe evitar que el niño o niña ingiera cualquier alimento que contenga la proteína de la leche de vaca; lo que se vuelve más difícil cuando empieza a ir a la escuela o a visitar casas ajenas», resaltó el Dr. Jorge Martínez, médico pediatra y especialista en Alergia e Inmunología.

En ese tono, el además Director del Comité Científico de Pediatría de la AAAeIC advirtió que «quien amamante debe modificar su dieta». Esta estrategia, que es el primer paso en la terapia, se la denomina 'dieta de exclusión', ya que la madre «debe dejar de consumir cualquier producto lácteo o que contenga la proteína de la leche de vaca, como pan, purés, manteca, crema, flanes y demás postres lácteos, dulce de leche, salchichas, embutidos, galletitas dulces, tortas y tartas, entre muchos otros alimentos», siendo que el niño debe adoptar «esta dieta desde que comienza a recibir alimentación complementaria».

«Para aquellos casos en que la dieta de exclusión no es posible, o en los que no se puede continuar con la lactancia materna, existen fórmulas medicamentosas especialmente diseñadas para el tratamiento de la APLV que deben ser prescriptas por un médico especialista», resaltaron ambos expertos. Mientras que Sandra Del Hoyo, presidenta y fundadora de RedInmunos, una asociación civil sin fines de lucro conformada por padres y madres de niños y niñas con alergias a alimentos, agregó: «La cobertura de estas fórmulas medicamentosas prescriptas por un médico especialista se encuentra garantizada al 100% por la Ley Nacional N° 27.305».

Esta norma, promulgada a fines de 2016, establece que las obras sociales, prepagas y, en el caso de que la familia no cuente con seguridad social, el Estado deben cubrir al 100% del consumo de leches de fórmula medicamentosas. «Todos aquellos agentes que brinden servicios médico-asistenciales a sus afiliados independientemente de la figura jurídica que posean, incorporarán como prestaciones obligatorias y a brindar a sus afiliados o beneficiarios, la cobertura integral de leche medicamentosa para consumo de quienes padecen alergia a la proteína de la leche vacuna (APLV), así como también de aquellos que padecen desórdenes, enfermedades o trastornos gastrointestinales y enfermedades metabólicas, las que quedan incluidas en el Programa Médico Obligatorio», según consta en la Ley.

«Este punto es importante porque muchas familias creen que deberán hacerse cargo del costo de las leches de fórmula medicamentosas o que luego del año de vida ya no están cubiertas. La realidad es que, afortunadamente, contamos con una Ley Nacional que garantiza el acceso durante el período en que el especialista considere necesario», detalló Del Hoyo.

La presidenta y fundadora de RedInmunos profundizó sobre esta situación y añadió: «El pediatra acreditará el diagnóstico de APLV mediante certificado médico y emitirá la receta correspondiente; ante ello ninguna entidad perteneciente al sistema de salud, tanto público como privado, podrá negarse a la provisión de la fórmula medicamentosa, que es el único alimento que el bebé puede recibir en una etapa crucial de su formación y crecimiento».

«Toda familia con un niño o niña con alergia a la proteína de la leche de vaca debe saber que tiene derecho a recibir -sin ningún costo- la cantidad necesaria de fórmulas medicamentosas para garantizar la salud y el normal crecimiento y desarrollo del niño o niña. Ante cualquier irregularidad en la cobertura de la salud de los pacientes, los invitamos a contactarse con nosotros para asesorarlos en todo lo que sea posible. Además, pueden ingresar a http://www.redinmunos.org.ar para conocer más sobre nuestra Asociación», concluyó la Sra. Del Hoyo, quien aseguró que la organización que preside tiene por objetivo «dar a conocer esta problemática con la finalidad de contribuir a mejorar la calidad de vida de los niños y niñas que padecen alergias a alimentos y a sus familiares».
 
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