Lagrimeo o epífora ocular: ¿qué es y por qué se produce?
  
El lagrimeo excesivo es más frecuentemente causado por conjuntitivis, alérgica y bacteriana, y es, además, uno de los motivos de consulta más frecuentes en oftalmología.

El lagrimeo, también conocido como «epífora ocular», se produce por drenaje insuficiente de las lágrimas desde los ojos o hipersecreción de las mismas. Las lágrimas limpian, hidratan y lubrican los ojos.

Esta problemática puede ser de origen congénito o deberse a diversas afecciones, como las alteraciones anatómicas, las alergias o las infecciones. También, se conoce como «lagrimeo excesivo» y es uno de los síntomas más comunes de consulta de oftalmología.

Las lágrimas drenan a través del conducto nasolagrimal
Las lágrimas se producen en la glándula lagrimal y drenan a través de los puntos superiores e inferiores de los canalículos. Luego, llegan hasta el saco lagrimal, que las deriva al conducto nasolagrimal, por el cual drenan directamente a la nariz.

Los canalículos se relacionan con la hendidura palpebral, mientras que el saco lagrimal con las fosas nasales y los senos paranasales. Por ello, cualquier afección de las vías respiratorias superiores puede cursar con lagrimeo excesivo.

La obstrucción del drenaje lagrimal puede conducir a estasis e infección. La infección del saco lagrimal se denomina dacriocistitis y puede propagarse produciendo una celulitis orbitaria.

¿Por qué se produce el lagrimeo ocular?
El lagrimeo o epífora ocular puede ocurrir por dos motivos: producción excesiva de lágrimas en los ojos o una obstrucción en el canal de drenaje de las lágrimas. Además, la obstrucción puede ser congénita o adquirida.

Algunas causas de obstrucción del conducto nasolagrimal pueden ser:

  • Estenosis congénita del conducto nasolagrimal.
  • Dacriocistitis (inflamación e infección del saco lagrimal).
  • Malposición palpebral (ectropión o eversión del párpado inferior de forma principal).
  • Fracturas nasoetmoidales.
  • Canaliculitis (inflamación e infección de los canalículos).
  • Tumores (tumores primarios del saco lagrimal, papilomas benignos, carcinoma epidermoide y basocelular, entre otros).
Por otro lado, la excesiva producción de lágrimas está asociada a:

  • Exposición al frío, ambientes contaminados, sustancias químicas o cuerpos extraños que actúan como irritante (conjuntivitis alérgica).
  • Infección en la conjuntiva (conjuntivitis infecciosa).
  • Sequedad ocular (hay hipersecreción lagrimal refleja).
  • Defectos de refracción mal corregidos o no diagnosticados pueden causar ojos llorosos.
  • Queratitis (inflamación en la córnea).
  • Fatiga ocular.
  • Alteraciones en las pestañas (triquiasis o distriquiasis).
  • Infección respiratoria alta.
  • Rinitis alérgica.

Clínica del lagrimeo o epífora ocular
Además del lagrimeo excesivo, puede haber dificultad para ver correctamente e irritación de la conjuntiva ocular. Los síntomas pueden exacerbarse por condiciones naturales como el frío, el polen o el viento.

No obstante, dependiendo de la causa del lagrimeo, pueden presentarse otros síntomas como:

  • Ardor ocular.
  • Dolor ocular.
  • Sensación de cuerpo extraño dentro del ojo.
  • Secreciones oculares.
  • Enrojecimiento de los ojos.
  • Sensibilidad a la luz.
  • Picazón ocular.
  • Inflamación de los párpados.
  • Goteo nasal.
  • Masa dura en las estructuras de drenaje nasolagrimal o cerca de ellas.
  • Parálisis facial (hay debilidad del músculo orbicular de los párpados).
  • Visión borrosa.
  • Dolor de cabeza.

Diagnóstico de la epífora ocular
Para diagnosticar el lagrimeo, se requiere de la evaluación por oftalmología mediante un examen exhaustivo de la estructura ocular. Durante el examen físico ocular, se deben explorar los párpados, los conductos lagrimales y las esquinas de los ojos y la nariz. Existen pruebas complementarias a la revisión ocular; sin embargo, no son necesarias en la mayoría de los casos.

Cuando no se encuentra una causa aparente de epífora ocular en el examen, se puede emplear la prueba de Schirmer para la búsqueda de ojo seco. También, puede emplearse el sondaje y la irrigación con solución fisiológica del sistema de drenaje lagrimal para detectar la obstrucción anatómica del drenaje debido a que se produce reflujo. En ocasiones, se utilizan pruebas más especializadas como la tomografía computarizada.


Tratamiento del lagrimeo constante
Para tratar el lagrimeo, primero debe determinarse la causa. Una vez definida por el oftalmólogo, se pueden indicar algunas de estas opciones:

  • Colirios tópicos, con antibióticos, en caso de conjuntivitis infecciosa; o con antihistamínicos, en caso de conjuntivitis alérgica.
  • Uso de compresas frías y suero fisiológico para desinflamar y mantener los ojos libres de secreciones.
  • Sondaje en caso de epífora congénita.
  • Tratamiento quirúrgico, en caso de epífora adquirida producto de obstrucción del conducto lagrimal.
  • Lágrimas artificiales, en caso de ojo seco.
  • La epífora congénita puede resolverse de forma espontánea, mientras que la adquirida requiere de tratamiento quirúrgico, que se denomina dacriocistorrinostomía . Este procedimiento para el lagrimeo consiste en crear una nueva vía para las lágrimas que va desde el saco lagrimal hasta la nariz sin pasar por el conducto lacrimonasal obstruido. Es una cirugía ambulatoria que solo requiere de anestesia local.

El lagrimeo excesivo no tiene complicaciones a largo plazo, pero puede resultar molesto
Para su tratamiento, se requiere identificar en primer lugar la causa del lagrimeo excesivo. En caso de no poder definirse, se suele iniciar el uso de lágrimas artificiales y colirios tópicos. Cuando es congénito, se asocia a la imperforación de la membrana nasolagrimal. No obstante, en adultos la causa principal es la conjuntivitis alérgica.


Ref: MejorconSalud / Dra. Mariel Mendoza.
 
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