Argentina: Reportan por primera vez el impacto de la vacunación contra COVID-19 en geriátros
En colaboración con el PAMI, científicos del Instituto Nacional de Epidemiologia "Dr. Juan H. Jara" y de la Fundación Instituto Leloir analizaron la respuesta a tres de las vacunas más utilizadas en adultos mayores en la Argentina. Los resultados, publicados en la revista Frontiers in Immunology, constatan la importancia de la inmunización y resaltan la necesidad de las dosis de refuerzo, sobre todo en un momento en el que los casos están en aumento.
Los adultos mayores suelen ser más susceptibles a las infecciones que el resto de la población, algo que se evidenció con claridad durante la pandemia de COVID-19, ya que representaron los porcentajes más altos de hospitalizaciones y muertes. Por este motivo, ese grupo fue prioritario para las autoridades sanitarias y, luego del personal de la salud, fue el segundo en recibir las vacunas para hacer frente al SARS-CoV-2. Ahora, científicos argentinos publican en Frontiers in Immunology los resultados del primer estudio que evaluó el impacto en la población residente en geriátricos de las tres vacunas más utilizadas en el país al inicio de la campaña de inmunización (Sputnik V, AstraZeneca y Sinopharm). Y comprobaron no sólo su efectividad, sino también la importancia de los refuerzos, ya que la inmunidad cae a medida que pasa el tiempo.
«Este estudio surgió a partir de la necesidad del PAMI de monitorear a la población adulta y hacer un seguimiento de las personas vacunadas. Para eso solicitó la colaboración del Instituto Nacional de Epidemiologia (INE) y la Fundación Instituto Leloir (FIL)», aseguró a la Agencia CyTA-Leloir la Doctora en Ciencias Biológicas, Pamela Rodríguez, una de las autoras principales del trabajo. «Como en ese momento no había mucha información sobre el tema, consideramos que podía ser un aporte importante para la sociedad analizar qué pasaba con la inmunidad de la población institucionalizada frente a la aplicación de las vacunas Sputnik V, Sinopharm y AstraZeneca», añadió la profesional del CONICET, que trabaja en el Laboratorio de Serología y Vacunas que dirige el Doctor en Bioquímica Andrés Rossi en la FIL.
Para el estudio, realizado entre marzo y noviembre de 2021, personal del PAMI coordinó la toma de muestras en residencias geriátricas de La Plata, Lanús y Mar del Plata, en distintos períodos de tiempo luego de la vacunación. Estas muestras eran enviadas al INE y a la FIL para determinar el nivel de anticuerpos IgG anti Spike, empleando el kit COVIDAR. En total participaron 851 voluntarios, con un promedio de edad de 83 años. «El aporte principal del trabajo fue demostrar que las tres plataformas utilizadas en el país lograron generar la respuesta inmune. En nuestra región se emplearon esquemas de vacunación diferentes a la mayoría de los países del hemisferio norte y pudimos comprobar su eficacia para generar la inmunidad de nuestra población adulta», explicó el Dr. Rossi. Y agregó: «Además, determinamos que esa respuesta disminuye con el tiempo y que, como se había visto en la población general, la exposición previa al SARS-CoV-2 genera una mayor respuesta».
A pesar de que la aparición de la variante Ómicron en el país (preponderante en este momento) coincidió con la etapa final del análisis y la escritura del artículo, los investigadores pudieron evaluar la capacidad neutralizante de las vacunas contra ella e incorporar esa información al trabajo.
«Encontramos una disminución en los niveles de neutralización de entre 10 y 58 veces comparada con la cepa original de Wuhan», aseguró la Dra. Rodríguez. Por su parte, el Dr. Rossi aclaró: «Esta diferencia en la capacidad neutralizante entre las cepas ancestral B.1 y Ómicron muestra que la pandemia fue un fenómeno dinámico y, como tal, requería que las estrategias de respuesta también lo fueran. Por eso, compartimos la decisión de las autoridades de implementar estrategias de refuerzo para mejorar la protección de la población». En ese sentido, mientras en el país ya hay quienes están recibiendo una 5° dosis (o tercer refuerzo) de las vacunas, una gran mayoría tiene pendiente la cuarta. En un momento en el que se evidencia un notable aumento de casos, los científicos llaman completar los esquemas.
«Para nuestro grupo resultó muy movilizante ver el compromiso de los adultos que participaron de manera voluntaria en el estudio, así como el de los enfermeros que se encargaron de extraer las muestras y acercarlas rápidamente a la FIL, sobre todo en los momentos de mayor aislamiento», resaltó el Dr. Rossi. «Todo eso -continuó-, nos formó y fortaleció como profesionales, permitiéndonos un continuo aprendizaje de cómo se puede mejorar el trabajo científico». Y concluyó: «Este estudio demuestra cómo la ciencia responde a las necesidades de la sociedad al detectar los problemas y esforzarse para buscar la mejor forma de resolverlos. En este caso, logramos obtener evidencia científica que sirvió para que las autoridades pudieran tomar mejores medidas sanitarias. Y ahora, con la publicación del trabajo, esa información está disponible para el resto de la comunidad científica».
Ref: Agencia CyTA-Leloir