CONICET: Investigación muestra que 25 minutos de actividad física mejoran la memoria espacial
Así lo revela un estudio del que participaron 98 voluntarios y voluntarias. Esta información podría ayudar a diseñar estrategias para mejorar esa función cognitiva en pacientes con alzhéimer y otras condiciones neurodegenerativas.
Aunque existe consenso de que el ejercicio físico beneficia la memoria, no está del todo claro cómo impacta en esa función cognitiva el tipo de ejercicio, su duración y el momento en que se realiza.
Ahora investigadores del CONICET comprobaron que realizar 25 minutos de ejercicio en bicicleta mejora la memoria espacial. Para ello, diseñaron un nuevo test de memoria dentro de un entorno de realidad virtual y tras evaluar a 98 voluntarios y voluntarias (de entre 18 y 35 años de edad) observaron que el ejercicio físico mejora esa función cognitiva. Los resultados del trabajo se publicaron en la revista Science.
«La memoria espacial, que registra información sobre el entorno y la ubicación de los objetos en él, se deteriora con el envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, por lo que es importante estudiar formas sencillas de mejorarla», afirmó Fabricio Ballarini, codirector del estudio, investigador del CONICET en el Instituto de Biología Celular y Neurociencia 'Profesor Eduardo de Robertis' (IBCN, CONICET-UBA) y director del Departamento de Ciencias de la Vida del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA).
Pedro Bekinschtein, también director del trabajo, investigador del CONICET en el Instituto de Neurociencias Cognitiva y Traslacional (INCYT, CONICET-Fundación INECO-Universidad Favaloro), director de investigación de la Fundación INECO y docente de la Universidad Favaloro, indicó: «Nuestros resultados no sólo abren caminos para mejorar el abordaje clínico de enfermedades neurodegenerativas sino también la posibilidad de una intervención simple no farmacológica para la caída natural de la memoria con el envejecimiento. Sin embargo, aún es necesario realizar muchos más estudios para poder aplicar este conocimiento en la clínica».
Experiencia inmersiva
Ballarini, Bekinschtein y colegas comenzaron la investigación con el diseño de un nuevo test de memoria espacial dentro de un entorno de realidad virtual para seres humanos que proporciona una mayor sensación de inmersión que las tareas realizadas con pantallas de computadora.
Para ello, trabajaron en conjunto con el grupo Media.Lab del Instituto PLADEMA (CICPBA-CNEA-UNICEN), donde utilizan tecnología de realidad virtual para entrenamiento y otras áreas adyacentes desde hace más de 20 años. «Fue todo un desafío unificar criterios entre dos áreas tan disímiles como la biología y la tecnología, pero eso es lo interesante de la interdisciplina», indicó Cristian García Bauza, director de Media.Lab e investigador del CONICET en el Instituto PLADEMA.
El objetivo del trabajo fue evaluar en un total de 98 de voluntarios y voluntarias el efecto de la actividad física en la consolidación y recuperación de la memoria espacial tras realizar una novedosa tarea de realidad virtual. El aprendizaje consistía en recordar la posición de dos banderas pertenecientes a una circunferencia imaginaria dentro de un paisaje virtual. La tarea presentaba dos condiciones distintas: una difícil, en la que las banderas estaban más cerca entre sí (separadas por un ángulo de 20 grados), y otra más fácil en la que estaban más alejadas (separadas por un ángulo de 40 grados).
Tras realizar 25 minutos de bicicleta fija después del aprendizaje, las personas sedentarias se vieron beneficiadas a la hora de recordar la posición de las banderas. «Probablemente porque ese breve lapso de ejercicio benefició específicamente a la memoria espacial que se estaba consolidando en ese momento. Este efecto no se encontró cuando la actividad física se realizó antes de la evocación de la memoria», indicó Daniela Ramírez Butavand, primera autora del estudio y becaria doctoral del CONICET en el INCYT.
Equipo de investigación: Daniela Ramírez Butavand (izq.), Florencia Rodríguez, Fabricio Ballarini, Pedro Bekinschtein, Virginia Cifuentes y Cristian Garcı́a Bauza.
Por su parte, Florencia Rodríguez, quien es también becaria doctoral del CONICET y primera autora del estudio junto a Butavand, añadió: «la tarea pudo realizarse en un entorno controlado y plausible de repeticiones, asegurando no introducir errores ni vicios externos, recreando un universo virtual creado por computadora, muy similar al real y de fácil ajuste en cada protocolo llevado a cabo en las pruebas, demostrando así el éxito de la colaboración del trabajo».
Para Ballarini, uno de los puntos originales del reciente trabajo «es que la mayoría de las investigaciones están centradas en el impacto de la actividad física crónica (atletas o personas que practican deportes de forma regular) sobre la memoria espacial. En cambio, en nuestro estudio, también abordamos el efecto de la actividad física aguda (aquella practicada por personas sedentarias) en ese tipo de memoria».
En tanto Bekinschtein remarcó las posibles aplicaciones tanto clínicas como en la vida cotidiana: «Si bien sabemos que la actividad física es muy beneficiosa para el mantenimiento y la mejora de muchos procesos cognitivos, este efecto requiere, en general, una frecuencia de ejercicio media o alta por un tiempo prolongado. En ocasiones las personas abandonan la actividad física frecuente. Nuestro trabajo muestra que un único período de ejercicio muy simple es beneficioso para una memoria que se acaba de adquirir. En el futuro, estos descubrimientos podrían utilizarse en la clínica y también para motivar a las personas a hacer actividad física para recordar mejor».
Para la realización de las pruebas y la convocatoria de los voluntarios, se contó con el acompañamiento de la Secretaría de Bienestar Estudiantil y la Dirección de Deportes de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA).