¿Cómo prevenir el cáncer de cuello uterino?
Cada 26 marzo se conmemora el Día mundial de la prevención del cáncer de cuello uterino (CCU) y también se renueva la oportunidad de concientizar a la sociedad sobre la fundamental importancia de efectuarse el test del Virus de Papiloma Humano (VPH) o el Papanicolaou (PAP) para prevenir este tipo de cáncer que afecta a más de 5.000 mujeres por año en Argentina. La Dra. María Laura Martínez (MN 98033 / MP 225443), especialista en ginecología de DIM CENTROS DE SALUD explica en Buena Praxis, cómo cuidarnos, qué estudios se necesitan y cómo es el tratamiento.
El cáncer de cuello de útero es el tumor que se forma en la parte más baja del útero. En la Argentina se diagnostican alrededor de 5000 casos nuevos por año de los cuales aproximadamente 2000 se producen en la Provincia de Buenos Aires. La mayor parte de los casos está asociada a la infección persistente de un virus llamado virus del papiloma humano o VPH, que se transmite por contacto sexual. Existen diferentes grados de lesiones causadas por esta infección, sólo algunas de ellas son precursoras del cáncer cervicouterino.
El VPH es muy frecuente en toda la población; el 80% de mujeres y hombres tiene o ha tenido una infección por este virus en algún momento de la vida. Los varones pueden ser portadores del virus sin presentar síntomas ni signos, y aun así ser transmisores del mismo. En ocasiones, el virus puede manifestarse por medio de verrugas genitales que, si bien pueden ser molestas, no están relacionadas con el cáncer.
Los VPH de alto riesgo pueden producir cáncer en el pene y ano, aunque estos son tumores poco frecuentes. En las mujeres, con el paso del tiempo, algunas variedades del virus producen lesiones en el cuello del útero que pueden llegar a transformarse en cáncer.
Este proceso tarda 10 años o más en desarrollarse, lo que da la oportunidad de realizar chequeos preventivos como el PAP y el test de VPH para detectar las lesiones antes de que se transformen en cáncer. En los últimos años se ha identificado al virus de papiloma humano como uno de los factores causales de algunos tumores de cabeza y cuello tanto en hombres como mujeres.
El conocimiento de la epidemiología del VPH y su papel en la causalidad del cáncer ha resultado en el desarrollo de dos estrategias principales para la prevención y detección temprana: la vacunación contra el VPH (a los 11 años, en dos etapas) y la detección de lesiones precancerosas. Suele ser un cáncer de crecimiento lento que puede no producir síntomas. Se lo detecta de manera sencilla mediante los exámenes de Papanicolaou periódicos.
◾ Anomalías en el examen ginecológico.
◾ Anomalías graves en los frotis del cuello uterino.
◾ Hemorragias o sangrado que no se relacionan a la menstruación.
◾ Hemorragia después del coito.
La planificación del tratamiento implica un equipo multidisciplinar de profesionales médicos con diferentes áreas de especialización. Esta reunión de diferentes especialistas se denomina opinión multi- o interdisciplinar o revisión por el comité de tumores. Estos profesionales analizarán la planificación del tratamiento usando la información relevante procedente de las exploraciones clínicas, por imágenes médicas y de laboratorio, así como siguiendo los protocolos internacionales y los preceptos de la medicina basada en la evidencia.
La duración y el tipo del tratamiento dependerá del estadio del cáncer de cuello uterino, de las características del tumor y de los riesgos implicados.
El cáncer de cuello de útero es el tumor que se forma en la parte más baja del útero. En la Argentina se diagnostican alrededor de 5000 casos nuevos por año de los cuales aproximadamente 2000 se producen en la Provincia de Buenos Aires. La mayor parte de los casos está asociada a la infección persistente de un virus llamado virus del papiloma humano o VPH, que se transmite por contacto sexual. Existen diferentes grados de lesiones causadas por esta infección, sólo algunas de ellas son precursoras del cáncer cervicouterino.
El VPH es muy frecuente en toda la población; el 80% de mujeres y hombres tiene o ha tenido una infección por este virus en algún momento de la vida. Los varones pueden ser portadores del virus sin presentar síntomas ni signos, y aun así ser transmisores del mismo. En ocasiones, el virus puede manifestarse por medio de verrugas genitales que, si bien pueden ser molestas, no están relacionadas con el cáncer.
Los VPH de alto riesgo pueden producir cáncer en el pene y ano, aunque estos son tumores poco frecuentes. En las mujeres, con el paso del tiempo, algunas variedades del virus producen lesiones en el cuello del útero que pueden llegar a transformarse en cáncer.
Este proceso tarda 10 años o más en desarrollarse, lo que da la oportunidad de realizar chequeos preventivos como el PAP y el test de VPH para detectar las lesiones antes de que se transformen en cáncer. En los últimos años se ha identificado al virus de papiloma humano como uno de los factores causales de algunos tumores de cabeza y cuello tanto en hombres como mujeres.
El conocimiento de la epidemiología del VPH y su papel en la causalidad del cáncer ha resultado en el desarrollo de dos estrategias principales para la prevención y detección temprana: la vacunación contra el VPH (a los 11 años, en dos etapas) y la detección de lesiones precancerosas. Suele ser un cáncer de crecimiento lento que puede no producir síntomas. Se lo detecta de manera sencilla mediante los exámenes de Papanicolaou periódicos.
Signos de alerta
Debe sospecharse la presencia de cáncer de cuello uterino en las circunstancias que se indican a continuación:
◾ Anomalías en el examen ginecológico.
◾ Anomalías graves en los frotis del cuello uterino.
◾ Hemorragias o sangrado que no se relacionan a la menstruación.
◾ Hemorragia después del coito.
La planificación del tratamiento implica un equipo multidisciplinar de profesionales médicos con diferentes áreas de especialización. Esta reunión de diferentes especialistas se denomina opinión multi- o interdisciplinar o revisión por el comité de tumores. Estos profesionales analizarán la planificación del tratamiento usando la información relevante procedente de las exploraciones clínicas, por imágenes médicas y de laboratorio, así como siguiendo los protocolos internacionales y los preceptos de la medicina basada en la evidencia.
La duración y el tipo del tratamiento dependerá del estadio del cáncer de cuello uterino, de las características del tumor y de los riesgos implicados.